La espía roja

Festival de San Sebastián 2018 (Otras secciones): ARDE MADRID y LA ESPÍA ROJA

SECCIÓN OFICIAL FUERA DE CONCURSO: Arde Madrid (***)

Solo hemos podido ver cuatro episodios de la nueva serie de Movistar + que, de forma cuestionable, se ha colado en Sección Oficial (como también lo ha hecho Gigantes). Arde Madrid tiene un problema grave: es exactamente lo que estás pensando que es si te lees la sinopsis y ves el tráiler. No tiene espíritu de experimentación ni de innovación: cuenta una historia interesante de manera corriente, cómoda en un tono amable.

Arde Madrid

Esto no es malo de por sí. Al contrario: la serie funciona desde el primer minuto y deja las bases claras de lo que va a ocurrir, pero a partir de ahí no se levanta ni siquiera un poco a coger carrerilla o intentar volar. Dicho de otra manera, es más interesante el punto de partida que todo lo que puede ofrecer después. Los actores son todos más que cumplidores, pero las tramas no pasan de las cuatro o cinco que hemos visto más veces: la chica embarazada que no sabe qué hacer, la beata que descubre el sexo poco a poco, la familia de gitanos (ojo, Rober Bodegas) que mete en líos al protagonista buscavidas… En piloto automático.

Al final, lo más divertido de Arde Madrid ocurre en la parte que solo podemos intuir: la de Ava Gardner rechazando guiones y emborrachándose con desconocidos hasta las tantas o la de ese franquismo trasnochado empeñado en buscar comunistas hasta debajo de las piedras. Ni escandaliza ni deja poso: Arde Madrid quema un poquito, con un mechero, pero, desde luego, no necesita extintor para apagarla de nuestra memoria.


PROYECCIONES ESPECIALES: La espía roja (**)

Judi Dench está en San Sebastián, y se ha aprovechado para programar su nueva película, en la que sale siete minutos y cuya presencia no aporta absolutamente nada: La espía roja. En el film se sigue a una señora mayor que es acusada de haber compartido datos sobre la bomba atómica con los rusos en los años 40. Esa excusa argumental hace que volvamos al pasado a seguir una historia que solo aporta a lo de siempre un tono de conciliación que hace que el film sea un poco más agradable.

La espía roja

Por lo demás, lo de siempre: tejemanejes en la II Guerra Mundial, espías comunistas, gente muy guapa mezclando el amor con el trabajo y carteles finales que nos aclaran lo que acabamos de ver, que ya estaba bastante claro de por sí. Como película-homenaje a Dench, desde luego, se queda muy cortita, aunque sea lo mejor del film. No se lo han puesto difícil esta vez.

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