Whiplash, una vida detrás de las baquetas 

Este viernes por fin se estrena en España la ganadora del año pasado en el Festival de Sundance (mejor película y mejor premio del público) y una de las películas que más ha dado que hablar en los últimos años: Whiplash, dirigida por el desconocido Damien Chazelle. La película nos cuenta la historia de Andrew Neuman (Miles Teller), un joven batería que estudia en un exigente conservatorio superior y que se cruza con el peculiar director de orquesta de jazz, Terence Fletcher (J.K. Simmons), que consigue llevar al límite a sus alumnos para conseguir de ellos lo mejor de sí cuando tocan un instrumento.

Whiplash es música jazz, son ensayos de madrugada, es anteponer tu oficio a tu vida personal, es sudor, lágrimas y sangre. La película nos hace reflexionar sobre los límites de la docencia (los duros métodos que tiene el profesor Fletcher harían temblar a cualquiera) y también indaga sobre la eterna lucha entre el ars y el ingenium,: ¿todo es práctica en el campo artístico o también tenemos que estar dotados de unas ciertas cualidades para ello?

Whiplash

Cualquiera que haya estudiado en un conservatorio o que sienta un mínimo interés en lo que sucede detrás del telón de los conciertos de música disfrutará enormemente con la cinta de Chazelle. Whiplash nos muestra el mundo de la música desde un punto de vista jamás visto hasta ahora en el cine, ya que aunque sí que hay montones de películas que nos han enseñado el esfuerzo que hacen cantantes, bailarines o escritores para alcanzar su sueño, no habíamos visto hasta ahora qué sucedía en el campo de la música profesional cuando tu obsesión es ser el mejor batería del mundo. Y, gracias a las excelentes actuaciones de los dos actores protagonistas (J.K. Simmons acaba de recibir el Globo de Oro al mejor actor de reparto) y del guión del propio Chazelle, nos vamos a sumergir en ese mundo donde la vida gira alrededor de la música y no hay más hueco en la vida que ensayar, practicar y ser el mejor que el otro para quizá conseguir así algún día ser el mejor de todos.

Todo en Whiplash está medido al detalle y aunque sea una película de un director novel (premio que ganó en la Seminci de Valladolid) quizá sorprenda a más de uno lo bien pensada y rematada que está (ojalá tengamos a Chazelle para rato). Eso sí, mucho me temo que no durará demasiado en cartelera, así que corred a verla antes de que el director baje su batuta y los músicos decidan recoger sus instrumentos e irse a casa.

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