Vuelta a casa de mi madre, una divorciada de la generación boomerang

En esta época de crisis ningún país se libra del llamado síndrome del nido lleno. Precisamente Vuelta a casa de mi madre, film francés de Eric Lavaine, toca este tema llevándolo al género de la comedia. Stephanie Mazerin, una reputada arquitecta, se ha divorciado de su marido y acaba de perder su trabajo. Como no tiene ingresos para mantener una casa y a una hija pequeña decide volver temporalmente a casa de su madre viuda, la alegre y vivaracha Jacqueline. Lo que al principio parece una convivencia ideal pronto comienza a convertirse en otra cosa. Cada una de ellas tiene sus manías, sus horarios y su vida hecha. Dos generaciones que se soportan y toleran pero que son muy diferentes entre sí. Todo se complicará aun más con la presencia de un vecino, nuevo novio de Jacqueline que debe ser presentado a la familia en una cena muy especial.

Vuelta a casa de mi madre

Realidad y ficción se unen en una película con un alto contenido cómico. A cualquiera le pueden pasar todas esas cosas, como sufrir una mala racha o retornar a casa de sus padres con cuarenta años. La exageración de Vuelta a casa de mi madre es solo un adorno que usa el director para provocar mayor hilaridad. Así nos reiremos con el escaso conocimiento que la abuela tiene de las nuevas tecnologías, la preparación y degustación de una cena exhaustivamente planificada hasta el más mínimo detalle o el choque de usos y costumbres en la mesa o en otros lugares de la casa ¡atención al abusivo gusto por escuchar canciones de Francis Cabrel por parte de Jacqueline que pone de los nervios a su hija!

Vuelta a casa de mi madre se fija en las relaciones familiares y amorosas que comparten todos los personajes e intenta indicar cuales son los trucos para mejorarlas antes de que acaben en desastre total. La abuela debe malcriar a su nieta dejándole comer lo que desee, madre e hija deben hablar con mayor frecuencia si quieren dejar atrás pequeños malentendidos, los hermanos deben tratarse y verse casi cada día para no perder la confianza y el cariño que la distancia destruye, las parejas deben respetarse y jamás descuidar el amor ya que este puede volar en cualquier momento, a los amigos de verdad nunca se les debe traicionar aunque todo vaya rematadamente mal. Al final todos ellos entenderán que los secretos y las mentiras tienen las patitas muy cortas y que una verdad a tiempo no es tan terrible como parece, así una evitaría perder el dinero de un billete de tren y otra por no demostrar el amor que siente no estaría a punto de dejar escapar a una de las personas que más quiere en este mundo. Envidias y reproches es algo que debe ser evitado a toda costa. Siempre la familia o las buenas amistades son lo primero.

Vuelta a casa de mi madre

A pesar de contar con un buen número de gags diseminados por todo el metraje echamos en falta en Vuelta a casa de mi madre una mayor cohesión con el drama que a cuenta gotas intenta dotarle de seriedad al mensaje. Es el conservadurismo de Stephanie lo que más triste nos parece con una abuela moderna que ha rehecho su vida después de la pérdida de su marido y una hija que de primeras no se lo perdona o unos hermanos que reaccionan egoístamente cuando se enteran de una decisión tomada en el hogar familiar en la cual no han participado. No será en el tablero del Scrabble donde Jacqueline encuentre la solución a algunos de los problemas de ella y de sus hijos sino en el propio sentido común o en rápidas investigaciones en mansiones de lujo. El mejor nuevo hogar que puede ofrecerle a una de ellas, un lugar que puede convertirse en el mejor marco improvisado para una presentación en toda regla, un regalo ideal con sorpresa mayúscula y besos de tornillo que siguen la linea cómica que nunca desapareció del todo en la última parte del film.

La Navidad tiene estas cosas. Películas familiares con décimos premiados de por medio o fiestas de empresa y reuniones de familia numerosa que siguen premisas y objetivos parejos que no son otros que entretener al personal. Enero y sobretodo febrero hablarán otro idioma, el de guiones más arriesgados y talentosos e historias seguramente más curradas ¡o eso espero!

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