Verbo, miedo y asco al salir de clase

La confianza en uno mismo está muy bien y eso. Sobre todo para un director primerizo que quiere levantar su proyecto soñado. Estoy seguro que no me equivoco si digo que más de uno (y de dos) le dijo a Eduardo Chapero-Jackson que se le había ido un poco la mano cuando presentó el guión de Verbo. Pero no, Eduardo se acordó de Lynch, Gilliam y Cronenberg y seguro que pensó: «Ya sé lo que sintieron los maestros cuando presentaron los guiones de Carretera Perdida, Miedo y asco en Las Vegas y Crash«.

Verbo cuenta la historia de una niña de 15 años de estas a la que entran ganas de hostiar para que se le quite la tontería de encima. Pero entiendo que estés un poco chof si tu madre es Najwa Nimri, que tiene la poca vergüenza de pedirle a la niña que «hable más alto que no te entiendo»,  y tu padre es un constructor muy malo que quiere hacer pisos en un sitio muy bonito. Con este panorama, Sara se tira por la ventana. En una especie de limbo se encuentra con El Duque Afeitado (Miguel Angel Silvestre), La Juani Punky (Verónica Echegui), uno de Al salir de clase que tenía voz de radio (Victor Clavijo) y la muchacha esta de La que se avecina que tenía muchas ojeras (Macarena Gómez). El Duque Afeitado se pone a decir cosas muy intensas y filosóficas mientras que el resto ayuda a Sara a cumplir unas pruebas. Mencionar que estos personajes se hacen llamar Lírico, Medussa, Totem y Prosak, respectivamente. Por el camino se convertirán en dibujos animados, cantarán un rap, patinarán en sus skates y salvarán a Sara, rebautizada como Verbo, de la muerte.

Pido disculpas si algunos de los mencionados siente que les estoy faltando al respeto. Pero es que en realidad a quien deberían de pedir disculpas es a mi. Empezando por el señor Chapero-Jackson. No me explico como este hombre ha conseguido engañar a tanta gente para que le paguen y participen en esta película. Obviamente, en el colmo de la autocomplacencia, Eduardo irá diciendo por ahí que su película es una incomprendida y que no estamos preparados para lo que estamos viendo. Probablemente, Verbo sea una de las películas más infames que he tenido la oportunidad de echarme a la cara. No me entra en la cabeza que un tipo que ha producido Los Otros y que ha dirigido un corto tan maravilloso como Alumbramiento haya tenido la desfachatez de dilapidar su carrera con esta mamarrachada.

Verbo es algo que tendría sentido si viniese de un jovencito de 20 años que se junta con sus amiguitos de la facultad para rodar algo. Todos hemos hecho cositas que con la ingenuidad de la juventud después miramos con condescendencia. Es algo comprensible intrínseco a la edad y la falta de experiencia. Pero es que Eduardo Chapero-Jackson es un tipo con más de cuarenta tacos, con mucha experiencia a sus espaldas y ha metido a Telecinco en un embolado incomprensible. Pero para mi lo que menos sentido tiene es que, con la cantidad de trabajo que tiene hacer una película y con la cantidad de dinero que cuesta, nadie  haya tenido el sentido común de pararse un momento y decir:»A ver Eduardo, ¿qué me estás contando?».

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