Todos quieren ir a La Casa de las Flores

Todo comienza con una gran fiesta y un suicidio. A partir de ese momento la imagen de perfección de la familia De La Mora se marchita capítulo tras capítulo. Este melodrama moderno creado y dirigido por Manolo Caro, ha revolucionado el género de la telenovela y enganchado a la pequeña pantalla a los millennials y seriéfilos que renegábamos del genero rey mexicano. Bienvenidos a La Casa de las Flores.

La casa de las flores

Los 13 capítulos que componen la primera temporada de la serie de Netflix están cocinados con los ingredientes básicos de una telenovela mexicana, de esas que ponían en la televisión pública a la hora de la siesta, llena de amores ocultos, infidelidades, mansiones con grandes escaleras e hijos bastardos. Su creador y director, Manolo Caro, ha añadido a la receta los temas más actuales con los que el espectador más joven puede no solo sentirse identificado, sino engancharse a este culebrón digno de la generación millennial. Temas como la homosexualidad, la transexualidad, las drogas o la repercusión de las redes sociales, actúan como sazonadores en este drama latino, dando como resultado una revolución en uno de los géneros más asentados (o petrificados/fosilizados) de la pequeña pantalla.

Virginia de la Mora, matriarca de la familia y regente de la florería que presuntamente (si, presuntamente) ha dado prosperidad a esta familia de clase alta, es el personaje que más nos ancla a la idea de que estamos viendo una telenovela (quizá porque Verónica Castro, actriz que da vida a la florista, tiene más de 50 años de carrera a sus espaldas en la industria de la telenovela y, oye, que tiene un aire dramático muy difícil de quitar por muy moderna y cómica que sea la trama). No obstante, el personaje que descoloca totalmente al espectador y que enmarca La Casa de las Flores en el género cómico es Paulina de la Mora, interpretada por Cecilia Suarez.

E-sa for-ma de ha-blar tan pau-sa-da y atópica de cualquier otra cosa vista, es prácticamente lo primero a comentar en los grupetes de amigos que se descubren viendo La Casa de las Flores. Muchos lo hemos imitado y poco son los que lo consiguen. La parsimonia de Paulina y la seriedad de su rostro, no hace sino que aumentar lo cómico del personaje.

La casa de las flores

La genialidad de La Casa de las Flores reside en muchos detalles ocultos y en otros aspectos claramente a la vista. Uno de ellos es la intención satírica de Manolo Caro a la hora representar la sociedad clasista de México a través de los desesperados y absurdos intentos de Virginia por proteger las apariencias y el apellido De La Mora de los escándalos que su propia familia genera.

La inteligencia a la hora de nombrar los lugares y los personajes acompaña al humor negro de la serie: Paulina y su forma parsimonica de hablar, la “otra” casa de las flores que resulta ser un burdel el cual mantenía a la familia De La Mora (juego de palabras que apunta a la falta de mortal de los miembros de la familia)… A pesar de que son especulaciones de quien escribe estas líneas, no deja de tener sentido y de causar emoción cuando una cree que conecta puntos.

Y qué decir de la cabecera de la serie. Según se avanzan los capítulos, el espectador atento y amante de leer entre líneas, ira encontrando el sentido de los mensajes ocultos que nos desvela el carácter y el papel de los 5 miembros de la familia dueña de La Casa de las Flores. Merece la pena mencionar que en el diseño pictórico de la intro se lee un mensaje que parece homenajear a la pintora mexicana, Frida Kahlo.

La casa de las flores

La serie mexicana de Netflix también cuenta con un rostro español, Paco León, que tampoco decepciona. Para los que estén acostumbrados a ver al actor español siendo el foco de las risas, puede que se lleven un pequeño chasco, ya que es más un personaje inspirador que irrisorio. Encarna al marido de Paulina de la Mora del cual se separó porque quería ser mujer. Y así lo hizo. Aparece en la serie recién llegado de Madrid para salvar al padre de la familia de la cárcel. Todo muy normal. Aparentemente le han llovido críticas a Manuel Caro por no dar el papel de transexual a un actor que realmente sea transexual. Esas críticas estarían justificadas parcialmente si el espíritu de la serie estuviese centrado en reivindicar el apoyo a los transexuales. En este caso ha primado el arte antes que la reivindicación. Paco león ha dejado claro con su interpretación que puede hacer honor a ambos frentes.

Para alegría de esta seriéfila y de muchos otros, el pasado 9 de octubre Manolo Caro desveló a través de Twitter que en 2019 y 2020, respectivamente, podremos ver dos temporadas más de la serie mexicana. Ahora solo nos queda esperar hasta que la primavera vuelva a Netflix para ver los capullos florecer en La Casa de las Flores.

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