The Perfect Host, los giros constantes

 

Me gustan los giros finales. Adoro los giros finales. Soy una putita de los giros finales.  Me casaría con un giro final.

Quizá por eso me tragué todas las películas de Saw (por muy jodidas que fueran), quizá por eso no puedo dejar de odiar que cuenten en todas partes el final deEl Planeta de los Simios (ya sea en homenajes, guiños, parodias; me importa tres narices, pero no hay alma hoy en día que no se sepa el final), quizá por eso no pude evitar ponerme a salivar al conocer la existencia de The Perfect Host. Aúna mis géneros predilectos: La comedia negra aderezada con buenas dosis de thriller, el terror y el suspense.

Basada en un cortometraje del mismo director; la película nos cuenta la historia de John Taylor (Clayne Crawford), un fugitivo que ha quedado malherido después de atracar un banco y cuya cara sale en todos los telenoticias. Antes de abandonar la ciudad, debe esconderse durante un tiempo, por lo que se hace pasar por el amigo de una amiga de Warnick Wilson (David Hyde Pierce), el perfecto anfitrión. Y esto es sólo el principio. Destripar cualquier cosa del argumento del filme sería arruinar gran parte del (buen) mal rato que nos hace pasar. Tampoco recomiendo ver el tráiler, pues es bastante engañoso.

Como bien he dicho antes, y al ser ésta una película sustentada en los giros constantes, lo tenía muy difícil para no conquistarme por completo. Sin embargo, la película tiene varios fallos que empañan el resultado final. El primer fallo, la inverosimilitud que impregna todo el relato. Demasiado basado en casualidades, y plagado de giros que no son creíbles. Lo cierto es que no tiene por qué ser algo tan malo, pues la película en ningún momento se toma en serio a sí misma (no deja de ser una comedia, muy negra, pero una comedia), pero es inevitable echarse las manos a la cabeza y mandar a cagar al director en voz alta en algunos tramos.

¡Cheese!

Otro de los fallos son los múltiples flashbacks que cortan (y mucho) el ritmo endiablado de la película. Sí, en principio son importantes para la historia, para conocer las motivaciones del personaje principal; pero lo que falla es que parecen metidos con calzador. Podría haberse solucionado, resumiéndolos de alguna manera durante los primeros diez minutos, y no cortando la historia principal cada dos por tres (muy al estilo de los de Rampage).

La subtrama policial (con el mismo objetivo de los flashbacks) tampoco le interesa a nadie. Y el problema es que los personajes secundarios son de todo menos carismáticos, son meros esbozos y se nota. Tanto esta trama como los flashbacks, pese a ser esenciales están muy poco cuidados. Recuerda un poco a la primera Saw, las escenas fuera de la habitación eran un bajón considerable (aunque ya eran más interesantes que las de ésta). Ya que tenían que estar, podrían habérselo currado un poquito más.

Quitándonos de encima lo malo, vamos a por lo bueno (que no es poco). Pese a que Clayne Crawford no es precisamente un buen actor, David Hyde Pierce se come la pantalla. Han logrado, además, una química cojonuda. Ellos dos protagonizan una serie de escenas tensas, terroríficas, divertidas, locas, desconcertantes… La mayoría de lo que nos cuentan no tiene ni pies ni cabeza, pero tampoco podemos decir que sea predecible o que sea aburrido, todo lo contrario, es una auténtica montaña rusa de sensaciones. Los géneros se entremezclan constantemente, pero en ningún momento resulta forzado.

Estos dos actores nos llevan de un lado a otro, sin marearnos demasiado, divirtiéndonos (y aterrándonos) constantemente. Es una historia completamente increíble, con situaciones muy cogidas por los pelos, pero los actores le dan cierta credibilidad al asunto. David Hyde Pierce está en su salsa, y se lo ha pasado de miedo interpretando al histriónico perfecto anfitrión; mientras que Clayne es su contrapunto perfecto, mucho más serio y comedido.

Resumiendo, no es la gran película que podría haber sido (quitando los flashbacks o haciendo más interesantes a los personajes secundarios estaríamos hablando de un auténtico peliculón), pero todo el que guste de giros descabellados y de humor negro, no debería perdérsela por nada del mundo.

Lo Mejor: David Hyde Pierce. Los giros constantes. Su macabro (macabrísimo) sentido del humor.

Lo Peor: Los flashbacks (no me cansaré de decirlo, son una cagada). Los personajes secundarios. El último tercio (flojea bastante).

Veredicto: 7.5.

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