Festival de Sitges 2019: «The Halt», la revolución está en los detalles

Dos años consecutivos en los que Sitges decide programar a Lav Diaz a pesar de la larga duración de sus obras. Algo a lo que deberíamos estar muy agradecidos ya que este director solo nos llega a la gran pantalla a través del circuito de festivales. Un director que poco a poco va ganando fans acérrimos que valoran su cine y su particular punto de vista como uno de los más interesantes y únicos del cine contemporáneo.

The Halt de Lav Diaz

Es increíble que Lav Diaz consiga realizar una película por año con duraciones que superan en la mayor parte de ocasiones las cuatro horas y que pueden llegar a las ocho o las diez. Para aquellos que nunca han visto una obra de Lav Diaz es normal dudar si estas obra pueden aguantar tantas horas. El metraje de las películas de Lav no es proporcional con la cantidad de cosas que suceden en escena. Seguramente en obras de 90 y 120 minutos se pueden explicar cosas parecidas. Pero el director filipino es un genio del uso del tiempo y su dilatación, así como de la forma en que va desvelando la información para crear retratos sumamente humanos a través de muy pocos medios. 

The Halt nos sitúa en Filipinas en el año 2034, donde unas erupciones volcánicas han sumido al país en una oscuridad absoluta y permanente. Bajo el mando del país está el presidente Navarra, un dictador loco reflejo directo del expresidente Ferdinand Marcos, y que como él se vale de políticas del terror para tener sometido a todo el pueblo. The Halt es seguramente la película más política de Lav Diaz, tema que pese estar impregnado en todas sus obras nunca había sido el protagonista de la forma en el que lo es en The Halt. A través de un retrato coral del país Lav va desde el pesimismo de un pueblo incapaz de recuperarse hasta el planteamiento de una posible solución: luchar contra los opresores no ideando idílicas revoluciones sino a través de pequeños gestos, que pueden ir desde cuidar a los huérfanos de la dictadura hasta devolver la cartera perdida del vecino. Un mensaje que pretende hacer mella en la Filipinas actual (que no se ha recuperado ni mucho menos de la dictadura de Marcos) y que puede extrapolarse incluso a los países teóricamente civilizados. The Halt debería ser de obligado visionado para que la población despierte del letargo en el que está sumido y actúe desde lo pequeño hasta llegar a conseguir grandes cosas. 

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