Festival de Sitges 2019: «The Lodge», madre intrusa

Hace cinco años una película de origen austriaco titulada Goodnight Mommy sorprendía a crítica y público por su acercamiento atrevido a desmitificar y profanar la relación maternofilial. Dos niños gemelos ponían en duda la identidad de su madre y decidían comportarse de una forma totalmente perversa con ella. Los directores Severin Fiala y Veronika Franz vuelven a repetir temática y de nuevo hacerse un hueco en la sección oficial del con The Lodge. Esta vez al mando de una coproducción británico-americana de más factura y con un elenco de actores de bastante categoría.

The Lodge con  Riley Keough,

El concepto de la madre intrusa vuelve a ser el engranaje principal de The Lodge. Esta vez desarrollada de una forma más compleja y madura. Tras el inesperado suicidio de su madre biológica, dos niños deben afrontar una nueva vida junto a su padre y la novia de este. Para fortalecer lazos deciden irse de escapada a la montaña donde la novia del padre se hará cargo de los hijos durante unos días. Los niños se muestran siempre muy ariscos con ella ya que la culpan de la muerte de su madre. Una ventisca hará que queden aislados dando pie a varios sucesos misteriosos como la desaparición de todos los objetos personales o el apagón del generador principal de la casa. Es en este instante en el que la película da un paso adelante respecto a Goodnight Mommy al establecer la duda en el espectador de quien es el culpable de la extrema situación por la que pasan los personajes. Podrían ser los niños ideando una maquiavélica venganza, o la nueva madre cuyo pasado y problemas psicológicos pueden haberle jugado una mala pasada. El resultado final es un juego perverso que se va de las manos y cuyas consecuencias acaban siendo imparables. 

Existe un pequeño problema de distribución de la tensión argumental y de la quizás un poco dilatada resolución final de la película. Pero esto no niega que el film trata una temática muy interesante y que Fiala y Franz saben manejarla como nadie. Pero si algo hay que destacar dentro del film es la increíble interpretación de Riley Keough, un personaje lleno de varias capas psicológicas y que va mutando de forma natural hacia el delirio. En este sentido no es casual ni anecdótica la referencia a La cosa y al cabin fever. 

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