Festival de Sitges 2018: ONE CUT OF THE DEAD de Shin’ichirô Ueda

One Cut of the Dead de Shin’ichirô Ueda es una de las grandes sorpresas ocultas en la programación del de Sitges, una de esas obras de las que no se esperaba nada pero sin embargo lo acaba dando todo. La cinta japonesa es una apuesta muy arriesgadas pero con un resultado muy divertido, un ejercicio cinematográfico sin precedentes que nos habla de la pasión de hacer cine, sea este bueno, malo o mediocre.

One Cut of the Dead

Para disfrutar totalmente de la experiencia y viaje que regala One Cut of the Dead al espectador merece la pena llegar virgen a la película. Así que si la persona que está leyendo este artículo aun no la ha visto le recomiendo que lo haga antes. Porque sin duda una de las grandes sorpresas del film es el giro narrativo y formal que realiza pasados prácticamente 40 minutos de película. Durante ellos el espectador asiste a una película de terror de muy bajo presupuesto sobre zombies grabada entera en un plano secuencia. Al principio uno puede preguntarse cómo una cinta así ha podido tener una repercusión tan fuerte y haber viajado por varios festivales internacionales pero pronto estos prejuicios son abandonados y uno puede disfrutar de la bizarrada que está viendo.

One Cut of the Dead

Una película de zombies mala, donde los personajes parece que estén improvisando constantemente, con vacíos narrativos y personajes que no se acaban de entender. Pero estos errores y la voluntad amateur explicita de la película la hacen muy divertida. Lo que deja en vilo al espectador es que a los 40 minutos se termina, con créditos incluidos, y empieza una nueva película. La narración retrocede varios días atrás y el estilo de cámara en mano es sustituido por un montaje y unos códigos cinematográficos convencionales. Es entonces cuando se nos empieza a explicar cómo se construyó el proyecto del film de zombies desde sus orígenes hasta el día del rodaje. Día en que no todo sucedió tal y como estaba previsto. Asistimos pues a lo que pasaba en todo momento detrás de cámara, un sinfín de situaciones surrealistas que luego tienen su repercusión en la película. El resultado es sumamente delirante y humorístico. Una película que te transporta a una experiencia narrativa única y a la vez muy tierna.

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