Siete deseos, maldita cajita china

Deseo que, por favor, un film de terror me sorprenda. No será esta vez. De nuevo vuelvo a ver lo de siempre pero bastante peor. En Siete deseos no hay asesinos en serie que eliminan a todo bicho viviente pero sí muertes accidentales a lo Destino Final aunque en esta ocasión son menos enrevesadas, menos originales y bastante más lights cuidando que a nadie se le atraganten las palomitas que está comiendo. Prohibido el gore, nada de sangre por favor.

Deseo que desaparezcan los típicos personajes de todo este tipo de producciones. Fuera la chica guapa, la marginada del instituto, el guaperas o las amigas para siempre a las que al final se las da de lado. Nada de eso, toma dos tazas, además de regalo te llevas al padre que te pone en ridículo a la menor ocasión y al investigador de turno que puede convertirse en oriental con idiomas.

Siete deseos

Deseo un final que me sorprenda que me deje con la boca abierta y con ganas de más. Shyamalan solo hay uno y solo viene una vez al año y gracias.

Deseo que no se meta con calzador cualquier cosa que tenga que ver con la tecnología moderna y que nos indique que estamos en el 2017, aplicaciones y juegos de teléfono móvil incluidos que imitan a los que ya conocemos.

Deseo pasar miedo con Siete deseos y que no me provoque más de una sonrisa ronca que me haga recordar a comedias tipo Scary Movie o hermanas gemelas. Lo de ver dar saltos al personal más falsos que un duro de madera ya os digo yo que no va a triunfar.

Deseo que los sueños no se multipliquen y que la realidad supere a la ficción. Los seres sobrenaturales no se aparecen a cualquiera y menos bailan al compás de una música que no conoce nadie ¡dejemos a los espíritus en las casas encantadas y a los poltergeist dando golpes solo en bañeras o tirando pelotas rojas desde las escaleras!

Deseo por último ver solo una historia y no la misma repetida con variantes como si la avisara la marmota un día no cualquiera indicando que hay que aprender una lección de vida cuando uno tiene a la muerte cerca, casi oliéndote el cogote.

Son solo siete deseos que espero se cumplan pronto aunque no va a ser hoy, por ahora tendré que conformarme con mas de lo mismo elevado a dos, el cine ha sido tomado por los adolescentes que saltan de las butacas con solo oír en la pantalla una musiquita siniestra o silencios con sustos ridículos que solo ven ellos como si calzaran gafas 3D exclusivas para menores. La oscuridad y el miedo a lo desconocido que no puede verse es algo que ya huele a rancio y que creía superado. Al menos John R. Leonetti no ha metido niños y es de agradecer pero si ha caído bajo la tentación de darle un papel importante al mejor amigo del hombre o jovencita, nada que ver eso sí con sus primos lejanos de los años ochenta que tenían bastante más cosas que ladrar.

Siete deseos

Ole, ole y tres veces ole, Siete deseos solo una hora y media, algo positivo que merece recordarse. Una de dos o la historia no daba más de sí o al director se le acabaron las posibles víctimas de los accidentes mortales maquinados por la mente siniestra e infantil del demonio que vive en el interior de la cajita o cajaza porque debe cogerse con las dos manos cuando se usa, otra manera de contactar con el más allá en un más acá que para Clare Shannon es un infierno en la tierra, la niña que conocimos sobreviviendo a brujas al lado de los Warren. La chica pobre, hija de un basurero y una suicida incomprensible va a convertirse en otra persona y esta vez no va a tener que pagar a nadie para que haga pasar por su novia como el bueno de Patrick Dempsey en No puedes comprar mi amor ¿Perderá a sus mejores amigas? ¿Sabrá valorar lo que tiene y no desear lo que tiene el vecino de al lado o el compi de pupitre? ¿Será feliz al lado de un chico que la quiera, al lado de un padre que le tenga llenita la nevera? Este Djin es un Wishmaster que tiene pinta de hacérselas pasar canutas y que daría cualquier cosa por poseer su alma, alguien que es difícil de engañar antes y ahora, en Oriente y en Occidente, con internet o sin él, aunque Clare lo pretenda, de ilusión también se vive y de ilusos está el mundo lleno.

Cuando la canción finalice algo malo va a pasar, cuando las siete melodías idénticas marquen su destino todos por fin podremos quitarnos las manos de la cara, el horror ha terminado ¡qué lentos han pasado los minutos, creí que no se acababa nunca!

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