El cine escandinavo, siempre dispuesto a sorprendernos, lo hace con Sick of Myself una singular producción noruega, escrita y dirigida por un director novel. Aunque se anuncia como comedia, más bien se trata de un drama o, mejor aún, de una fábula; pero el espectador es consciente de que está al borde del cine de terror.
Centrada en la pareja formada por Signe y Thomas, la previsión de trayectorias divergentes en la modesta camarera Signe y el artista Thomas enciende la mecha de un potente explosivo. Thomas es el típico endiosado sin ideas que busca impacto mediático y se muere por salir en una revista de moda; en realidad es un artista cleptómano o, quizá mejor, un cleptómano artista. Suple su falta de talento con piezas de “objet trouvé” (“ready-made”) que, en este caso, serían más bien objetos robados. Enterada de que un medicamento ruso produce en la piel unas manchas, Signe se somete a una particular intoxicación para convertir su cuerpo en una pieza de “body art” y, de ese modo, salir de su vida vulgar y lograr una carrera como modelo.
Borgli ha puesto en pie una pieza que, de entrada, es una fábula con valor metafórico sobre la irracionalidad y las formas hasta suicidas de conseguir la relevancia social. Efectivamente, Signe está enferma de sí misma o, mejor aún, harta de sí misma, como advierte el título original. Ese estado de no soportarse explica el salto hacia una intoxicación suicida. El hecho de que lo haga cuando su novio parece triunfar nos habla de una sociedad de espectáculo donde, como predijo Andy Warhol, todos tenemos derecho a nuestros minutos de gloria.
Pero, más allá del afán de la protagonista, Sick of Myself también habla de la máscara y hasta del monstruo que alberga nuestro interior, y de cómo la sociedad del espectáculo –incluso con la coartada de dar visibilidad a lo “otro”— llega a la mercantilización del cuerpo y a hacer carne de pasarela la discapacidad. Ello queda bien caricaturizado con la empleada invidente de la oficina que contrata a Signe. En esta la deformación de su piel y de su rostro conforma una máscara que la aísla aún más, aunque quizá para ella sea un mecanismo con que disfrazar su inseguridad o una vida que siente como fracasada
Evitando decantarse por el cine de género, con un cuidado guion que invita a reflexiones diversas, merece la pena esta película por el tono original que mantiene en todo momento.