Rompenieves (Snowpiercer), el tren distópico de Bong Joon-ho

El calentamiento global está haciendo que los polos se derritan y que el nivel del mar aumente, lo que a la larga podría hacer que la Tierra dejara de ser un planeta habitable. Si en el galardonado documental Una verdad incómoda (Davis Guggenheim, 2006) era Al Gore quien nos lo contaba, en la última película del director surcoreano Bong Joon-ho, Rompenieves (Snowpiercer), un experimento fallido para evitar el calentamiento global sirve de premisa para que una glaciación haya hecho que la vida sea imposible y que los únicos supervivientes sean los pasajeros de un tren en constante movimiento que recorre la tierra gracias a su motor de movimiento eterno.

La película comienza en la cola de ese largo tren sobre un paisaje completamente blanco y desértico. Allí, en esa cola, todo está oscuro, sucio, la gente vive en literas, apilada como cerdos, comiendo únicamente una suerte de barritas energéticas traslúcidas que salen de no se sabe muy bien dónde. Pero justo al otro lado del tren, en la cabeza, viven los estratos sociales dominantes, las clases más ricas que pudieran costearse un billete en el tren y no perecer a bajo cero. Así construye esta sociedad postapocalíptica la mítica novela gráfica de los ochenta Le Transperceneige y así es como Bong Joon-ho (The Host, Mother) la reconstruye en la gran pantalla a la perfección en la que es, sin duda, la película más ambiciosa de toda su carrera.

Rompenieves Snowpiercer

Curtis (Chris Evans) es el elegido para iniciar la revolución en el Rompenieves y poco a poco se irá abriendo paso por todos los vagones del tren con la intención de llegar al primer vagón exigir al maquinista (inventor del motor de movimiento eterno) una vida más justa para los habitantes de la cola de este tren, la clase baja de esta sociedad. Por el camino se encontrará con no pocos obstáculos y sorpresas y las escenas de acción no dejarán de repetirse incluso en los momentos más inesperados.

La película atrapa poderosamente por su ritmo y su cuidado aspecto visual y cada escena, cada vagón, es un nuevo y fascinante mundo por descubrir. Y esto resulta particularmente difícil de conseguir cuando toda la película se desarrolla íntegramente dentro del tren. Una situación donde otros seguro hubieran fallado, pero que Bong Joon-ho soluciona brillantemente con un contundente guión por el que luchó durante ocho años y no cesó en su empeño de llevar a cabo la película, rechazando por este proyecto incluso realizar la segunda parte de la exitosa The Host.

Rompenieves Snowpiercer

La película cuenta con una selección de actores notable, con una malvada Tilda Swinton que interpreta a Mason, mano derecha del maquinista Wilford, interpretado por Ed Harris. Como contrapunto tenemos a John Hurt interpretando a Gilliam, líder espiritual de la cola o a Kang-ho Song que ya vimos en The Host y que interpreta a Namgoong, el ingeniero lunático que les ayudará a cambio de su dosis de droga.

Exageradamente violenta, exageradamente divertida, Rompenieves (Snowpiercer) es quizá la película más redonda de Bong Joon-ho, aunque al tercio final de la cinta se le podrían poner algunos pero. El peculiar sentido del humor del cineasta surcoreano nos regala sonoras carcajadas en una película que no está concebida como una comedia, sino como un alegato a la estructura social en que vivimos donde los ricos son cada vez más ricos y la clase media y baja cada vez está más oprimida. Rompenieves (Snowpiercer) era la película más esperada de la Muestra SyFy de Cine Fantástico y no decepcionó y el próximo viernes 9 de mayo todos vamos a poder disfrutar de ella en los cines españoles y tanto si eres un amante del particular estilo visual de Bong Joon-ho o si te encanta la ciencia ficción no debes perder la oportunidad de ver una película que ya se ha convertido en un clásico del cine distópico.

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