Megalodón, el tamaño sí importa

Ha llovido mucho desde ese 1975 en que se estrenó el Tiburón de Steven Spielberg. Ese gran blanco, viajaba hasta las playas del pueblo vacacional y pesquero de Amity para zamparse a unos cuantos turistas o bañistas que disfrutaban de su sol y su arena. Han pasado muchos años de eso y otros escualos asesinos mutantes o voladores le han seguido, devorando al personal de turno que confiado pensaba que que a él jamás le podría ocurrir algo parecido. Ahora llega Megalodón.

Megalodón

Como todo parecía muy visto el director Jon Turteltaub ha decidido resucitar como en Parque Jurásico a un animal prehistórico de más de veinte metros que se come en grupo a sus presas humanas. Enfrentándolo a él encontramos a un grupo de científicos de una estación submarina privada que investiga nuevos habitats bajo el mar de China. Estos torpes e ineptos científicos tropezarán, una y otra vez, con las mismas piedras bañándose con ropa y salpicándolo todo alrededor. Entre ellos encontramos a Rubí Rosa sin dar un solo palo, a Page Kennedy que no para de lloriquear durante todo el metraje, a Cliff Curtis que abandona su papel duro habitual para sonreir siempre que puede y hacer de celestino entre Jason Statham y su partenaire oriental, la actriz Bingbing Li, una fija en películas de acción o a la niña que interpreta a la hija de la doctora que parece que ¡tiene vacaciones infinitas o que pasa de ir al cole! Ninguno de ellos es rival para el monstruoso ser que ha aparecido de la nada ¡bueno el macho alfa y musculado Statham puede ser la excepción! El oceano se ha convertido en un ring improvisado y el público asistente al combate va montado en moto acuática, se lo pasa pipa en el interior de una bola de plástico gigante o celebra bodas en yates con perros que antes habían llevado los anillos.

Megalodón no es un film de terror, tampoco de ciencia-ficción aunque lo parezca por la gran cantidad de navecitas y submarinos que se adentran en aguas desconocidas o ya descubiertas. Los colonos de este nuevo mundo merecen ser rescatados, los aventureros que se embarcan en esta misión no conocen el miedo o lo enfrentan con arrojo y espíritu de superación. Los momentos de suspense no duran mucho, los sustos desperdigados tampoco impresionan aunque los oscurezcan y oculten con un filtro borroso que se acentua en las primeras imágenes del nuevo Avatar. El humor que sale a flote personalizado en un niño con flotador u otros secundarios a los que les falta el violín para amenizar el romance sin ritmo entre los protagonistas sirve para llevar a las familias a las salas pero nos deja huérfanos de violencia bestia y carnaza humana que se presupone en un largometraje con un monstruoso ser devora hombres. También se busca encandilar al público chino tal y como se hizo con cierta parte de la saga de Transformers u otras de la misma condición.

Megalodón

Hubiera preferido un combate desigual en los alrededores de la base con la peligrosa amenaza de la muerte por ahogamiento, a lo Deep Blue Sea que ver de nuevo repetidas las mismas huidas masivas en la playa o los ataques helicóptero- tiburón sin salto mortal con tirabuzón. Al menos encontramos los discursitos explicativos con sorpresa o la exhibición de trofeos que hace un guiño al primitivo animal mecánico setentero que tanto nos aterrorizó en el pasado y que ahora tan solo es un efecto de ordenador que ataca pulpos gigantes a lo King Kong o pretende tragarse entera una jaula hecha de un material irrompible que acaba muy malita.

El verano tiene estas cosas y estos blockbusters que tienen de serio lo que yo de Papa. Ya estamos acostumbrados y por eso no sorprende el conocer el final antes ni siquiera haber empezado. Si hemos visto a un primitólogo manejar a las mil maravillas los misiles de un helicóptero y a un jefe de seguridad con una pierna ortopédica enfrentarse a un coloso en llamas no nos llama la atención que un solo hombre pueda clavarle un arpón a un megalodón a pocos metros suyos sin ser tragado de un bocado o que una niña de ocho años tenga más sentido común y actue con más madurez que un experto en telecomunicaciones.

Yo no sé si Megalodón estará nominada en la nueva categoria que se han inventado para los Oscars del año que viene pero su popularidad está fuera de toda duda. El mercado dictará sentencia mirando de reojo a China que hoy en día tiene bastante que decir y que se mueve como pez en el agua en cualquier tipo de negocio, incluida la industria cinematográfica.

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