Marvel, del papel a la pantalla: Hulk (2003), la tragedia de Ang Lee

Hulk, La Masa, siempre fue uno de los personajes favoritos del público y tras el masivo éxito de Spiderman (2002) se intentó repetir la jugada al año siguiente fichando a Ang Lee para que llevase a la gran pantalla al monstruo verde. Desgraciadamente el público no respondió y la película fue un fracaso, llegando a tener el honor de ser la película con la mayor caída de recaudación a partir de su segundo fin de semana de estreno habiendo entrado en primer lugar la semana anterior.

Hulk (2003) de Ang Lee

Ang Lee venía de triunfar, llegando al punto de ganar el Oscar a la mejor película extranjera, con la sobrevalorada Tigre y Dragón. De todos modos, no parecía el director más adecuado para llevar a puerto esta adaptación pero la mezcla de humanidad y acción que muchos habían visto en su anterior película parece que jugó en su favor. Lee contó en el guión con su socio habitual, James Schamus, e hizo la película que quiso con una absoluta libertad. Tal fue su grado de implicación que el propio Lee interpretó los movimientos de Hulk usando la novedosa técnica del motion capture.

¿Qué hizo Lee que tan poco convenció al público? Pues usar la historia de Hulk para contar una tragedia adulta a espaldas de una platea excesivamente joven que no entendía qué demonios le estaban contando. Si a eso le unimos a un actor desconocido, Eric Bana, y a un pasadísimo, y también desconocido para los jóvenes, Nick Nolte, pues el drama está servido. El director taiwanes planteó toda la historia como si de una tragedia griega se tratase tirando de mitos, desde Frankenstein a King Kong pasando por La Bella y la Bestia, potenciando todo el drama. Además, metió un conflicto paterno-filial, tema habitual en su filmografía pero ausente en los comics, que terminó de desubicar a todo el mundo.

Hulk (2003) de Ang Lee

Visualmente, Hulk es un derroche de imaginación en puesta en escena y nada se le puede reprochar al respecto. Lee se propuso revolucionar la narración habitual y tiró de recursos habituales del comic como las viñetas para contar su historia. Por su parte, la estupenda fotografía de Frederick Elmes aportó unos vivos colores que también remitían al papel terminando de puntualizar la idea de que estábamos viendo un comic animado. Para nada se le puede achacar a Lee no manejar bien las secuencias de acción y mucho menos hacer una película aburrida. Todo el largo tramo de la escapada de Hulk de la base militar, su posterior persecución por el desierto y la llegada a San Francisco es soberbio. El problema es que llega en el minuto 80 de la película y ahí el impaciente público ya se había aburrido. Además, habían tenido que pasar casi cuarenta minutos desde que empieza la película para que viesen por primera vez a La Masa. Eso es lo que tiene correr riesgos, que el público te dé la espalda y empiece a mandar mensajes por el móvil diciendo que lo que están viendo es un churro. Hulk fue la primera película que se vio afectada por el marketing viral negativo en una época en la que internet estaba dando sus primeros pasos como herramienta de promoción.

Hulk (2003) de Ang Lee

Ang Lee hizo un Hulk con mirada triste y mente atormentada y parece que no es lo que la gente quería ver. Lee hizo una gran película que fue incomprendida porque los adultos no querían ver a un monstruo verde de tebeos y los jovencitos no estaban dispuestos a ver un dramón psicológico. Pues ellos se lo pierden.

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