Dicen en el teatro y en el cine que cuando interpretas un papel llegas a creértelo tanto que a veces te conviertes en ese personaje o piensas ya casi como él. Eso fue lo que le ocurrió a Natalie Portman en Cisne negro o a Víctor Vidal que en Madrid, above the moon es Ernesto, un fotógrafo de segunda que se hace pasar por un amigo mucho más importante que él, al que está cuidando su casa en Madrid, para conquistar a turistas extranjeras cuando sale con su cámara fotográfica. En uno de sus paseos matutinos conoce a la horma de su zapato, otra suplantadora de identidades que en realidad es otra compañera de profesión. En esta ocasión vive en casa de su padre y se dedica como guía turística a enseñar los lugares más interesantes e importantes de la capital.
Madrid se convierte de este modo en un escaparate que presenta algunos de los rincones más curiosos de la gran ciudad como si fuera una guía de viaje para mochileros. El sexo y el amor son temas secundarios en esta historia sobre actores, sobre cine brindándonos además Miguel Santesmases una lección magistral de historia madrileña a dos bandas acompañada de unas vistas muy fotogénicas tanto humanas como artísticas de monumentos tan conocidos como el Palacio Real, el Museo del Prado o la fuente de Don Quijote y Sancho Panza en la Plaza de España. Una panorámica sin marco de lo que más le llama la atención.
En Madrid, above the moon, nadie es lo que parece, todos aparentan ser alguien muy diferente viviendo en lugares que no les pertenecen y compartiendo secretos con amigos, familiares y vecinos que en realidad siguen un guion cinematográfico. La intervención divina o el destino no son factores que influyan en sus vidas sino el texto que el director madrileño ha creado sobre la marcha en esta obra low cost que nos sumerge de lleno en el cine independiente español.
Es Madrid, above the moon un film que parece un documental con entrevistas personales y originales grabado con cámara casera de mano pero no lo es. En verdad es un cuento en donde la mentira campa a sus anchas y donde nada es real exceptuando los exteriores que esos sí que no tienen ni trampa ni cartón. Cine dentro del cine con improvisaciones continuas y una original manera de llevarnos al rodaje de alguna escena concreta mostrándonos gracias a la aparición de un espejo la imagen reflejada de una cámara o el comentario del protagonista sobre alguna licencia cinematográfica. El happy end que rara vez suele faltar aquí es presentado de una forma única.
Rodada en inglés y español, Madrid, above the moon habla del azar que puede ser manejado, de las oportunidades perdidas, del ser humano y las relaciones personales que establece durante su vida, algunas pasajeras y otras eternas. El conocimiento que estas proporcionan será efímero en algún caso o duradero finalizando mucho tiempo después o acaso no acabando jamás.
Miguel, Victor, Ernesto. Los tres fantasean con las historias que les gustaría vivir, controlando hasta el más mínimo detalle que sucede a su alrededor, frustrándose cuando algo se aparta de lo razonablemente establecido.
En el cine este deseo puede hacerse realidad, en la vida es mucho más complicado ya que el guion no está escrito ni el reparto aparece y desaparece a gusto del consumidor. Si lo pensamos esa es la gracia de la vida, no saber lo que te va a tocar ¡Forrest Gump decía la verdad!