Los amores cobardes, segundas oportunidades

¿Pueden dos mejores amigos, hombre y mujer, enamorarse? La directora Carmen Blanco debuta en el cine con Los amores cobardes, una historia íntima entre dos personas que ya se conocen de antes y que rebuscan entre sus sentimientos, el más romántico, aquel que pueda ligarlos en el futuro. Demuestra que un hombre y una mujer pueden ser amigos, amantes y pareja, saltándose los dos la zona y arriesgando al final lo más sagrado.

Los amores cobardes

Eva ha regresado a Málaga huyendo de una mala experiencia amorosa y una vida laboral que le asfixia y no le deja respirar, con una jefa pesada que parece que solo tiene su número en la agenda del móvil. Este verano va a hacer que muchas cosas cambien, muchos momentos a dos o en grupo que sirven de válvula de escape del maldito trabajo que le persigue hasta en vacaciones. Las relaciones con la familia, su madre, amigos, pandilla de juventud y Rubén, un mejor amigo que pasó de ella cuando se echó novia y trituró lo que tanto les costó construir, van a posibilitar una toma de decisiones radical y duradera que termina de consolidar su edad adulta. Para que eso suceda antes debe dejar atrás oscuros nubarrones, lo primero y una tormenta que ha arrasado con su seguridad y la confianza que otrora puso en personas allegadas. La prueba llega de la mano de este joven que intenta recuperar a la Eva del pasado y una relación mágica y privada en la que nadie puede interferir, una relación con gran química basada en gestos y miradas que todos entendían pero que nadie se atrevía a discutir.

Málaga se convierte en el centro de juegos y escapadas de estos dos amantes y amigos que en pocos días necesitan recuperar el tiempo perdido, unos años que volaron fuera, transformando a Eva pero que no parecen haber transcurrido allí, manteniéndose todo tal y como ella lo dejó. Las conversaciones y silencios entre ambos combinan pensamientos y reflexiones de lo más profundas y otras más simples y humanas convirtiéndolos por momentos en dos adolescentes abiertos a la experimentación más virginal. Eva en brazos de Rubén es una niña que ajena a los males del mundo confía de nuevo ciegamente en la bondad humana y en el más sincero amor, Rubén maneja las situaciones y egoístamente la utiliza en una etapa de crisis y desconcierto para con su actual pareja. Ella, seducida por el caramelo que le ofrecen cae en la tentación mientras que él se aprovecha del nuevo tiempo y lo usa para su provecho, engañándola con falsas promesas silentes que afloran en sus lugares de culto que para ellos tienen un significado especial.

Los amores cobardes

Eva comienza con el freno de mano echado pero luego se deja arrastrar por las circunstancias rechazando seguras relaciones y aceptando segundas oportunidades. Rubén maneja con sutil y cirujana precisión cada una de las mismas apareciendo a su lado en el momento más adecuado y tensando el hilo o dando carrete en el instante perfecto, como por ejemplo un cumpleaños con baile sensual que finaliza con un beso robado pero también deseado.

La música de Los amores cobardes, tres canciones originales escritas por Ricardo Lezón, sirven para enmarcar unas románticas escenas a las que solo le falta la luz de la luna y unas velas con llama menuda. Los amores cobardes son un lento baile sin pisotones con piruetas sueltas individuales que se recogen como una instantánea fotografía en la intimidad. Un álbum de fotos de unas vacaciones en las que algo se muerto en el alma cuando un amigo se ha ido.

Los amores cobardes

Tengo que admitir que me pone muy nervioso esa licencia de Los amores cobardes, repetida en numeras series de televisión, que deja siempre en suspenso una real declaración de amor sellada con un beso final. Los episodios van sucediéndose con un ¡casi! perpetuo, uno detrás del otro, avanzando la relación pero postergando para el último capítulo ese momento de climax que por fin lo solucione todo o ponga un punto y seguido para la próxima season. En Los amores cobardes ocurre lo mismo, Carmen Blanco hace que nos enamoremos de esta colosal Eva y esperemos que todo le salga bien a partir de ahora pero ese final kiss sin presencia de alcohol u otros condicionantes se retrasa. Podemos esperar cualquier cosa, una traición que no sería la única o un cuento de hadas que acabe con ella desplazada for ever a ese lugar junto a su caballero andante. Demasiadas analogías con la TV norteamericana, estamos en España y quien sabe a lo mejor un chaval con pelo largo grita a pleno pulmón por las calles malacitanas que un marinero ha muerto o que las aventuras de verano finalizan con la primera lluvia a menos de quince grados. Para Eva las hojas pueden caer aunque la margarita en su último pétalo le vaticinara buena dicha con ese buen “amigo” . Para descubrirlo habrá que ir este fin de semana al cine o esperar a la fiesta de octubre que es más baratillo y la calidad no mengua.

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