las furias

Las furias, locura familiar

La familia Ponte Alegre es muy especial. Casi todos sus integrantes tienen trabajos relacionados con la comunicación humana, contando historias a otros, como el actor de artes escénicas Leo, el pater familias o Aki, un escritor bohemio vocacional y también escuchando las vidas de pacientes, en el caso de Marga, psiquiatra o Casandra, locutora de radio que recibe llamadas por las noches en la emisora. Han llevado su vida como una obra de teatro, con mil alegrías y pesares. Todos ellos, incluidos los que tienen nombre de personajes clásicos griegos, van a estrenar este fin de semana su última obra, una gran tragedia en tres actos. Miguel del Arco, hasta ahora director teatral, se pasa al mundo del cine con Las Furias sin dejar a un lado su pasado. Ha modernizado una posible pieza dramática clásica de su propia cosecha olvidándose esta vez de los escenarios y llevándola a la gran pantalla. Tres actos que dan mucho de sí y en los que la locura siempre está presente motivada o alimentada por los celos, el amor, la envidia o el odio.

Las furias

En un primer acto que sirve de introducción se presenta a los personajes principales y secundarios, en el segundo la trama se complica y comienza a manifestarse la locura en todos y cada uno de ellos en mayor o menor medida, aprisionados en una casa de verano familiar que en teoría va a ser vendida. La guerra está servida, las Furias, seres mitológicos romanos que persiguen a los seres humanos volviéndoles locos para castigarles por sus males y crímenes comienzan a hacer de las suyas. La ira domina todos sus actos totalmente irracionales en ocasiones provocando escenas violentas con resultados desastrosos. Los secretos no revelados salen a la luz agravando la crisis en la familia. Solo Leo, un excepcional José Sacristán que borda su personaje con demencia senil, asistirá callado a las diferentes batallas dialécticas que nacen a su alrededor. Conocerá la infidelidad de su hija para con su yerno, la relación oculta de su exmujer con su asistente, la novela clandestina que escribe su hijo Aquiles o la enfermedad que corroe a Héctor. Cómplice sordo de los desvaríos de su nieta, es quizás el personaje más cabal de todos ese fin de semana pues él ya fue castigado en el pasado por las diosas. Una pérdida de razón y memoria intermitente en algunos momentos, una condena que deberá pagar durante el resto de su vida.

El tercer acto es otra cosa. Es el The End de la tragedia, cuando todo lleva y conduce a un drama sentido. Los suicidios románticos en acantilados o bajo el mar toman la palabra y por primera vez vemos en los ojos de María el rostro de aquellas que han provocado todo este sufrimiento. El destino, caprichoso a veces, guiará y juntará a todos ellos en el mismo lugar salvándolos de un cruel final. En vez de pesar y tristeza por una más que posible muerte seremos testigos de un renacimiento de sentimientos perdidos, perdón de pecados y una nueva vida que llevará felicidad y dicha a los presentes, en una playa como marco idílico de la purificación a través de la lluvia.

Las furias

Las Furias es un film que propone algo original y distinto. Con un lenguaje cercano y moderno nos invita a viajar a la Grecia clásica en una Guerra de Troya sin caballo pero con los mismos héroes manejados a su antojo por los dioses. La ópera prima de este director y dramaturgo español, dos horas de sentimiento no contenido, inauguró la Seminci de Valladolid de este año teniendo muy buena acogida entre el público.

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