El hombre que quiso ser segundo

El hombre que quiso ser Segundo, la historia del cine te da sorpresas

Algunas películas juegan con el espectador intentando despertar dudas acerca de lo que está viendo u oyendo. Este es el caso del documental de Ramón Alós. Durante todo el metraje de El hombre que quiso ser Segundo creemos estar siendo testigos de una investigación que aclara algunas notas sobre la vida de Segundo de Chomón pero todo en realidad es un juego de artificio pues muchas de las cuestiones que salen a la luz son un invento del director. En algunos momentos nos imaginamos al hermano gemelo de este genial creador de cine mudo, ferviente admirador de Georges Mèliés y otras veces las pruebas demuestran que es imposible que viviera pues no tenemos de él ni la partida de nacimiento ni ningún documento fiable que lo certifique, si omitimos la correspondencia en forma de cartas que mantenían ¿acaso en secreto?

El hombre que quiso ser Segundo-2

Resulta incomprensible que un personaje tan importante como Segundo de Chomón haya pasado de puntillas por la historia del cine en ciertos círculos de críticos cinematográficos. Es cierto que el periodo mudo no se ha investigado en profundidad lo que a mi entender es un error pues en él se asentaron las bases del cine como espectáculo con un guion lo suficientemente elaborado como para decir que solo son la reproducción de imágenes en movimiento sobre una pantalla. Ramón Alós rescata la imagen de este director que trabajó o viajó a comienzos del siglo XX a países como España, Italia, Cuba o Francia y del que aún se desconocen muchos detalles.

Acompañado del profesor Company, el actor italiano Enrico Vecchi que interpreta al propio Ramón Alós se embarca en la aventura de conocer los secretos más ocultos de la vida de Segundo, todo aquello que invita al misterio y lo que aún no se conoce de él incluidas sus colaboraciones con otros maestros del cine silente como Giovanni Pastrone o Abel Gance. Fue inventor en el cine pionero de ciencia-ficción del travelling, del sistema de color por bicromía alterna y muchos otros trucajes sobre cámara que ahora parece que no se tienen en cuenta pero que llamaron la atención en su época de empresas tan importantes como los estudios Pathé  franceses.

El hombre que quiso ser Segundo-2

Seguramente gracias a El hombre que quiso ser Segundo podremos conocer por primera vez obras menores del director turolense que han pasado sin pena ni gloria por los manuales de la historia del cine. No solo Segundo de Chomón es conocido por haber imitado en ocasiones los films de Méliès, ambos competían por ser los mejores en su estilo y su forma y por ello coincidían en métodos de trabajo y en técnicas fílmicas. No se le puede culpar de haber plagiado algunas de estas ideas pues a veces diferentes creadores llegaban a la misma conclusión desde otros caminos.

El director Ramón Alós Sanchez ha dejado claro que se trata de una obra de ficción, que muchas de los comentarios vertidos en estas imágenes son inventados y no pueden tomarse al pie de la letra pues nos llevarán a confusión. No hay que creerse todo lo que dice algunos de los personajes que desfilan en este documental como el desaparecido Ray Harryhausen o Eva Tharrats. Lo mejor que podemos hacer es sentarnos en nuestra butaca y observar el mundo mágico que se nos muestra en la pantalla, dejarnos llevar por la imaginación y entrar en este juego del gato y el ratón esperando que la sesión detectivesca nos enganche y atrape.

Esa es su intención con El hombre que quiso ser Segundo, ese es el regalo que nos ofrece. La vida que conocemos de este hombre está en manuales o internet, la vida que nos muestra Ramón Alós en la figura de otro Ramón de apellido Langa seduce mucho más, es mucho más Chomón. Este trabajo es una casa encantada o un hotel eléctrico del que es difícil escapar. En cada rincón hay un efecto que nos sorprende y el efecto que  nos produce es un monstruo difícil de alimentar, el mío aún sigue hambriento. El hombre que quiso ser Segundo nos invita a investigar, nos invita a continuar la búsqueda de su verdad, la que cada uno ve.

 

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