Civil War: «Hellboy» de Neil Marshall

Los insignes Juankiblog y Randy Meeks luchan por imponer su opinión sobre el Hellboy de Neil Marshall. Además uno vio la versión R, llena de visceras y mamporros bien dados, y el otro sufrió la versión mutilada que han tenido a bien despacharnos en España. Que empiece la guerra y que corra la sangre.

Hellboy de Neil Marshall

Randy

Si la idea de Vértice al traer Hellboy a España era la de tirar por la borda una película consiguiendo que poca gente de su público potencial quisiese verla, misión cumplida. Y es que, para sorpresa de todos, la distribuidora ha decidido que España sea uno de los países en los que se estrene la versión suavizada de la película, que aminora todo aquello con lo que se vendió: la sangre, los desmembramientos, los insultos y el molar. O sea, todo lo que hacía que esta versión del héroe fuera especial. Para hablar sobre ella tengo conmigo a Juanki, que ha tenido la suerte de ver la versión sin -hablemos claro- censura y cuya opinión difiere lateralmente de la mía.

Juankiblog

Cierto es. Tuve la oportunidad de ver un pase durante mi reciente estancia en Dubai y, claro, todo el mundo sabe que los Emiratos Árabes Unidos son un país mucho más abierto, progresista y menos dado a la censura que España. Por tanto, no sufrí allí cortes de metraje de ningún tipo y pude disfrutar enormemente de la nueva adaptación del cómic de Mike Mignola en todo su macarra esplendor. Y sí, las cosas como son: proyectar esta cinta medio capada es el equivalente para la distribución cinematográfica a dispararse en un pie. Y luego en la polla. Dos veces.

Randy

También es verdad que no sé hasta qué punto la sangre y la macarrada mejoraría una película que está lastrada por un guión anodino y unas interpretaciones que no cuajan. Sé que está de moda decir que las películas de Guillermo del Toro no eran para tanto, pero, definitivamente, eran mejores que este devenir continuo de tramas que no acaban en ningún sitio y que, cual ensaladilla rusa del Mercadona, no acaban de encajar bien ni la mezcolanza es agradable. La película es el sueño húmedo de un adolescente flipado con Hellboy, y le falta alguien que centre la situación, centre las tramas y no las deje caer.

Juankiblog

Juego con ventaja porque no he visto las películas de Guillermo del Toro. Denunciadme. Fusiladme, si queréis. El director mexicano siempre me ha caído genial, pero nunca he sido capaz de aguantar una sola de sus películas sin morirme de sopor y hastío vital. Por tanto, me enfrenté a esto sin ningún tipo de prejuicio ni afán comparativo. Esto me lleva a declararme firme defensor de este film al igual que lo hago de la ensaladilla rusa del Mercadona. Ambas son capaces de salvarte una noche mala, aunque sepas que su calidad no es precisamente la mejor y que lo más posible es que te provoque una estruendosa cagalera a las pocas horas de ser expuesto a ella. Esta Hellboy tiene más en común con cualquier secuela de Resident Evil o Underworld que del cine de superhéroes que se hace hoy en día, pero es en esa ranciedad sin complejos donde reside su encanto. Mola mucho, ¿qué más se le puede pedir?

Hellboy de Neil Marshall

Randy

Hombre, pues se le puede pedir mucho más. También es verdad que de un tiempo a esta parte vivimos en la sociedad del “Mientras mole, qué más da”. Pasa, por ejemplo, con Detective Pikachu: “Si es una peli para críos –a la que van mayores de 30 con nostalgia en los ojos-, ¿por qué la juzgas como una película normal?”. Pues porque los niños no merecen películas hechas con un guión tópico y aburrido con la excusa de “Jejé, salen pokemones de fondo”. Y lo mismo pasa con Hellboy: una película llena de chifladuras y aventuras me parece bien si se llamara Las aventuras de Hellboy y fuera una película de antología con cuatro episodios dirigidos por diferentes personas, pero no si, supuestamente, trata de contar una trama seria y termina mezclando peleas con gigantes, seres infernales, una historia de origen y cuarenta subtramas más que, al final, no te importan un cuerno.

Juankiblog

Detective Pikachu tiene a Ryan Reynolds diciendo “Pika Pika”. Ni quiero ni puedo pedirle más a una peli que me ha dado todo lo que esperaba de ella. Y lo mismo me pasa aquí. Independientemente del título que tenga, dudo mucho que la intención de Marshall fuera la de contar una historia seria. Y aunque lo fuera, está claro que el esfuerzo y el cariño está puesto en esas chifladuras y distracciones que se permite a sí misma tener de vez en cuando. Es con lo que gozará el espectador, además. La pelea con los gigantes justifica por sí misma el precio de la entrada.

Randy

Si quisiera ver solo peleas espectaculares me haría fan de Wrestlemania, la verdad. ¿Y los personajes? ¿Qué pasa con esos personajes? Hellboy intenta que sientas empatía por el profesor Broom en los cinco minutos que sale en pantalla, pero también por Alice, la chica a la que Hellboy rescató. ¡Ah! Y por Ben, su otro acompañante que en realidad quiere matarle y que, por supuesto, es un hombre lobo. Todo esto sin dejar de entender al propio Hellboy. Si ya es difícil que en una película de este tipo nos encariñemos con un personaje, ¿por qué Hellboy intenta que lo hagamos con cuatro (de forma absolutamente catastrófica)? Y, ya puestos, si intentas que me encariñe con estos personajes, ¿por qué no haces algo para que no sean absolutamente desagradables? 

Juankiblog

No me voy a molestar en negar que el guión de Andrew Cosby y Christopher Golden es un chocho mareao que flaco favor le hace a sus personajes porque se basa en la acumulación majadera. Tampoco parece que el director se haya esforzado lo más mínimo en sacarle partido a sus actores, ya que seguramente estaba más ocupado preocupándose por molar o abandonando el rodaje para darse al fornicio con Charlotte Kirk. Aun así, el reparto consigue salvar los muebles levantando la función a base de presencia y carisma.

Hellboy de Neil Marshall

Randy

De los actores prefiero no hablar porque todos parecen estar de paso. David Harbour no es tan buen Hellboy como Ron Perlman, aunque lo intenta, y el resto se dedican a poner las caras de lo que toca: Milla Jovovich, Ian McShane, Sasha Lane o Daniel Dae-Kim son el equivalente actoral a un trabajo de oficina pasando datos a un Excel: por muy bien que lo hagas, la falta de pasión se va a notar. 

Juankiblog

Es que el keep it cutre se valora poco, pero es indispensable. En una época donde se hacen películas de superhéroes como Vengadores: Endgame en la cual tanto actores, directores y guionistas lo dan todo de sí, ¿acaso no resulta refrescante ver una en la que a todo el mundo le suda un poco la polla el estar ahí? A veces necesitamos que este subgénero nos vuelva a poner en nuestro sitio, que nos den una lección de humildad y nos recuerden que no siempre podemos estar viendo cosas como Spider-Man: Un nuevo universo. Ahora bien, tampoco hay que pasarse con la cutrez porque luego nos acaba saliendo algo nivel Cuatro Fantásticos y eso ya son palabras mayores. Este reinicio de Hellboy, en cambio, tiene la dosis justa.

Randy

Me gustaría mostrarme más entusiasmado con Hellboy, y creo que de haber visto la versión más hardcore, que cambia monstruos andando por monstruos desmembrando personas, lo estaría. La película pide ser macarra, pide ser grosera, pide ser loca y descamisarse. Si le quitas eso, lo que queda es un amasijo inconcluso que intenta ser diferente y radical pero se queda en el señor Burns vestido de Jimbo. En un mundo audiovisual en el que el CGI ya no sorprende (y menos para mostrar criaturas aleatorias), basar tu película en lo que molan esas criaturas hechas por ordenador es quedarse en la primera mitad de los 2000. Si toda la película fuera como ese What If momentáneo en el que Hellboy, con una espada llameante, vuela por el Apocalipsis montado en un dragón, lo compraría mil veces. Pero ahora mismo es un disco de rancheras con la portada de uno de heavy metal. Así no.

Juankiblog

La verdad es que, puestos a censurar, ya podrían haber quitado la canción de Rosalía que suena al principio.

Randy

Post escrito a cuatro manos y un cerebro por Juankiblog y Randy Meeks

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