Haunter, el día de la marmota encantada

especialhalloweenComo amante del género de terror (en su amplia concepción) uno pasa muchas penurias (muchas de ellas desternillantes) en la ansiosa búsqueda de ese material que te haga estremecer de placer en la oscuridad de una sala (o un salón). Y sí, servidor engulle (con gusto) mucha basura, mucho refrito y mucho pastiche esperando que suene al fin la flauta de lo nuevo, lo diferente, lo genuino.

Una de las categorías con más solera y tradición dentro del género es el de las casas encantadas fantasmagóricas. Pero ¿es posible a estas alturas ir un día al cine a ver una película de casas encantadas y fantasmas y encontrarnos algo distinto?

Vincenzo Natali consiguió sobresalir entre la multitud allá por los 90 con un film (ahora ya de culto) poderosamente original: Cube. Con poco presupuesto, ingenio y mucho talento, Natali logró que su nombre se quedase grabado entre los fans del fantástico. Aquí había algo que rascar. Posteriormente no se ha prodigado cinematográficamente demasiado (Cypher, Splice), y sus propuestas no han cuajado entre el gran público (pese a todo lo que prometía y a que siempre maneja material interesante). Parece que el muchacho no ha tenido suerte. Por todo esto, si Vicenzo Natali va a presentar su nueva película a Sitges (festival que premió Cube como mejor película y guión en su momento) y trae bajo el brazo una historia de casas encantadas y fantasmas, y la protagoniza la (antaño) niña de Pequeña Miss Sunshine, uno no puede hacer otra cosa que regocijarse.

haunter

Haunter va de una adolescente (Abigail Breslin) que vive atrapada en una especie de loop (Atrapado en el tiempo) que la mantiene encerrada en un limbo brumoso (Los otros) y que la lleva a investigar el por qué de este espectral misterio (Se ha escrito un crimen). Tranquilos que no reviento nada, simplemente es el punto de partida (y quizás lo más interesante de la película). Es en el tramo de esa perpetua repetición de las vísperas de un cumpleaños donde cada día es igual al anterior y donde solo la protagonista es capaz de darse cuenta de lo que está pasando, casi el único momento en que se palpan las posibilidades de lo que podría ser pero finalmente no es. Haunter se va abriendo paso, entre fantasmas, hacia un desarrollo y final más convencional con una sensación continua de déjà vu. ¿Es aburrida? No. ¿Se pasa un buen rato? Sí. ¿Tiene algo que la diferencia del resto y que la haga perdurar? Pues sintiéndolo mucho, he de decir que no.

Voy a destacar que la que hace que esto pase un poco más allá del aprobado raspado es Abigail Breslin. Esta teenager que lleva camisetas de Siouxsie, escucha a Morrisey, Bowie o The Cure y que suelta la frase “meat is murder” mientras come con su familia un eterno pastel de carne, es la que da vidilla al cotarro y la que roba el corazón de la función. Abigail con su actitud y su cara de niñata sobrada mola mucho.

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