Festival de San Sebastián 2017, Día 2 (Sección Oficial): HANDIA, NI JUGE NI SOUMISE y LA DOLEUR

HANDIA (Sección Oficial) *** ½

Los directores de Loreak, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, estaban decididos a superar el éxito de su obra más conocida con otra cinta rodada en euskera y centrada en lo más profundo de la cultura vasca. El resultado ha sido Handia, una película que, al menos técnicamente, es lo mejor que el cine español ha dado en 2017. Estos directores controlan el campo y el plano como pocos en España para crear imágenes impactantes: grandes escenarios, efectos visuales portentosos y momentos desde ya imperecederos dan servicio a una historia que, tristemente, no termina de explotar todo su potencial.

Handia

No nos entendáis mal: Handia es buena. Muy buena. Y cuando funciona, lo hace por todo lo alto, con una crudeza inusual en un cuento de estas características. Tristemente, poco a poco la duración hace estragos y termina incidiendo en repeticiones de temas que no aportan nada más que espectacularidad en las escenas, fuego de artificio al servicio de la nada. Sin embargo, aparte de estos momentos, Handia nos ofrece ráfagas sentimentales que funcionan, una familia resquebrajada, un cuento popular, una fábula sobre ser diferente y estar orgulloso de ello (o no poder aceptarlo como segunda opción), pero también sobre el amor fraternal y los sacrificios que se hacen por él y sobre la necesidad de acomodarse en un lugar y una situación concreta.

A día de hoy, Handia es la mejor película española de 2017. Aunque algunas tramas queden un poco desdibujadas (la relación entre María y Martín, los problemas de erección de Joaquín…), la historia de los dos hermanos obligados a (des)conocerse, el Hombre Elefante venido a menos y la decadencia de la fama merecen la pena por sí solas. Acompañadas, por supuesto, de unas imágenes evocadoras, únicas, realizadas con un gran prodigio técnico. Mucho ojo a estos directores: si ya hace unos años dieron el campanazo con Loreak, con Handia pueden haber firmado su paso a la gloria.


NI JUGE, NI SOUMISE (Sección Oficial) ***

Tras tres años realizando este documental, Yves Hinant y Jean Libon han terminado un trabajo que nos presenta a una jueza malhablada, Anne Gruwez, tratando de llegar a las entrañas de diferentes problemas legales. Es insultante, es cruel y es divertida. El problema es que cuesta ver cómo una película como esta tardó tres años en rodarse en lugar de tres fines de semana: el núcleo de la acción transcurre en un despacho y los casos reales que vemos no son especialmente trágicos u originales (al contrario que las respuestas de Gruwez, realmente únicas).

Ni juge, ni soumise (traducida al inglés como So help me God porque mira, por qué no) funciona por set pieces: alguno de sus sketches produce una gran hilaridad pero otros no tienen ni interés ni forma. Se trata de una película irregular que no arriesga en el formato ni en el contenido, pero que es capaz de sustentar todo el filme bajo la pata de un personaje estrafalario y extrovertido que en ningún momento parece forzado o teatralizado. Al final, la broma es divertida y corta antes de hacerse pesada. Un gran “Pues bueno” de la sección oficial.


LA DOULEUR  (Sección oficial) * ½

¡Cómo sufren todos en La doleur (en inglés, Memoir of pain)! Sufre la mujer que espera a que su marido vuelva de la II Guerra Mundial y está convencida de que ha muerto, sufren otras mujeres y otros hombres. Sufren las alfombras y las ventanas, y la gente por la calle en vez de decir “Hola” sufre un rato. Y entre tanto sufrimiento, al espectador le termina por dar bastante igual. Y es que este dramón (nunca un superlativo se utilizó mejor) hace todo lo posible porque el público entienda el daño y el dolor de la falta de esperanza, de la negación de la realidad y del amor perdido.

Le douleur

Y al final se entiende muy bien, sobre todo lo de la falta de esperanza: esperanza porque este compendio de llantos, voces en off excesivamente literarias y caras compungidas acabe pronto. Y, cuando termina, si has sobrevivido a la tentación de echarte una siesta entre “Mi marido ha muerto, muerto, muerto” y “Sé que tengo razón sin pruebas, muerto, muerto, muerto”, la resolución no compensa. Solo apta para sufridores extremos.


Además, hoy hemos visto Village Rockstars, un entrañable drama indio sobre una niña que quiere a toda costa una guitarra para montar un grupo de rock y que todo lo que consigue es… una guitarra autofabricada con poliespán. Imágenes bastante potentes, actuaciones ejemplares (sorprendente viniendo de niños no profesionales) y un profundo amor por la cultura natal de su directora, Rima Das, cuya voz es tremendamente interesante.

Village Rockstars

¡Mañana, día 3!

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