Festival de Sevilla 2021: «Magaluf Ghost Town» y «Murina»

Magaluf Ghost Town (Miguel Ángel Blanca, 2021)

La labor que está realizando Miguel Ángel Blanca para situar al turista parasitario en el lugar que le corresponde es encomiable. Y si en La extranjera su estancia forzosa durante la temporada estival en Barcelona le servía para retratar y denunciar, de una manera muy particular, el enjambre humano en el que se convertía su ciudad, ahora en Magaluf Ghost Town expande y magnifica su propuesta, demostrando que nos encontramos con un cineasta muy a tener en cuenta.

Magaluf Ghost Town

Podríamos definir a Magaluf Ghost Town como la dignificación de un género denostado por la televisión de hoy, ejemplificado en propuestas tan poco sugerentes como Callejeros. Blanca elige a habitantes de Magaluf para enfrentarlas a una invasión de sexo nocturno sin protección, un futuro que pasa por servir al extranjero sin más ambición que la de poder ahorrar un pico durante los meses de verano. Tres son los protagonistas de la cinta: una mujer viuda sevillana y afincada en la localidad malagueña, un joven homosexual que quiere ser actor y asiente aterrado ante un futuro de bandejas y discotecas repletas de vasos medio llenos de alcohol y un joven africano que ve en Magaluf una nueva oportunidad para él y su familia. 

Blanca expande el género documental más allá de sus límites y no teme poner en escena relatos ficticios, y no tanto, a través de postales fantasmagóricas, actualización de mitos locales y una mirada que nunca jamás cae en paternalismos. Magaluf Ghost Town es una película que habla de las mutaciones: cómo una mujer debe transformar su cuerpo para seguir viva, cómo un joven debe ‘asesinar’ al turista para poder salir de la isla y ser otro, cómo otra mujer pretende reconvertir Magaluf en otra, cambiar el turismo de vómito y balconing por el de golf y langosta. Un cine necesario, vivo y que remueve.


Murina (Antoneta Alamat Kusijanovic, 2021)

Las morenas son peces capaces de arrancarse la piel a tiras para librarse de un arpón. Y Julija, interpretada por la maravillosa Gracija Filipovic y protagonista de esta excelente cinta, es una adolescente constantemente amenazada por el arpón que representa una asfixiante y castradora figura paterna, un hombre tirano para el que su hija y su mujer representan poco más que un trofeo que exhibir ante terceros.

Murina

Si en Para Chiara la protagonista iniciaba un viaje para descubrir quién, en realidad, era su padre, en Murina Julija intenta huir de su alargada sombra, observando en la distancia la jubilosa libertad de un puñado de jóvenes borrachos en un barco o intentando que su madre vuelva con un antiguo novio, ahora magnate millonario, que visita la isla croata para cerrar el trato de venta de unas tierras. 

Se trata, sin duda, de otra de esas cintas necesarias, dirigida con nervio y acierto por la debutante Antoneta Alamat Kusijanovic, que también firma el guion, que dinamita el patriarcado sin aspavientos, con calma chicha. Otra de las perlas de este SEFF2021.

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