Festival de San Sebastián 2021 (Otras secciones): «Josefina», «La ruleta de la fortuna y la fantasía», «Mass» y «Fue la mano de Dios»

Josefina (Javier Marco) NUEVOS DIRECTORES ⭐️⭐️⭐️½

Josefina es una película de silencios y matices, en la que, literalmente, las miradas cuentan sentimientos que las palabras no pueden hacer (esto no es cosa mía, nos lo contaron en el coloquio posterior). Pero no es por esto por lo que es buena: lo es porque dentro del cine festivalero cada vez más se nota un estancamiento de ideas que Josefina rompe en mil pedazos, ofreciendo un drama intimista no exento de comedia (los azucarillos), amor, costumbrismo, miseria y misterio. Es un cóctel que con las proporciones incorrectas podría haber salido fatal, pero sabe delicioso.

Lo bonito de Josefina es que los dos protagonistas (los tres, apurando al de Miguel Bernardeau, que es motor de la historia pero se desvanece a partir de su segundo acto) están en un momento de su vida absolutamente lamentable y lleno de tristezas particulares. Muertes, enfermedades, trabajos que no les emocionan… Tanto Juan como Berta son personas grises, empequeñecidas ante el pasar del tiempo y que, en lugar de luchar por sobrevivir, simplemente se han rendido a la corriente. No hacen cosas extraordinarias, no aspiran a nada especial: simplemente quieren un poco de dignidad en sus vidas.

Josefina

Todo en esta película se siente real. La cárcel, las conversaciones, los silencios, las casas, los vecinos. Y, al mismo tiempo, tiene un componente de imposibilidad a lo largo de la historia, un personaje imprevisible que sale de ningún sitio y cuya naturaleza queda a la imaginación del espectador antes de un final perfecto al que cada cual puede dar la posdata que escoja. 

El cine suele olvidar a las parejas maduras, y es una pena que Emma Suárez, que aún no llega a los 60, esté un poco olvidada en nuestras pantallas. Su dúo con Roberto Álamo, que cambia de registro para hacer (estupendamente) de un hombre tan sensible como, para qué negarlo, psicópata, es francamente espectacular, nacida para los premios que puede que jamás se lleve. Sería una pena ignorar Josefina entre tanto estreno mediocre: es una película tras la que hay pasión, ganas de contar historias y de reír sin dejar de lado los pequeños misterios que guardamos las personas mediocres. 


La ruleta de la fortuna y la fantasía (Ryûsuke Hamaguchi) PERLAS ⭐️⭐️⭐️

Dividida en tres historias diferentes sobre el amor, el deseo y el sexo, La ruleta de la fortuna y la fantasía es a ratos fascinante y a ratos, para qué lo vamos a negar, una película solo apta para los amantes más amantes del cine japonés. Hay una sensibilidad extrema en la película de Hamaguchi, pero también un interés por llevar las situaciones hasta el extremo en el que una situación deja de ser curiosa y pasa a ser mamarracha. Por ejemplo, la primera historia arranca con una chica contándole a su mejor amiga que le gusta un chico que acaba de conocer, al que una ex le rompió el corazón. La amiga asiente y se alegra por ella, pero consciente de algo que los espectadores sabremos minutos después: ella es esa ex, y está dispuesta a recuperarlo cueste lo que cueste. Este estirar las cosas hasta el borde del precipicio es habitual durante todo el metraje.

La mejor historia de las tres se esconde justo al final, con dos desconocidas que fingen ser quienes no son para terminar conversaciones pendientes en su vida y así conseguir la sensación de cierre que tanto están buscando. Son unos minutos repletos de equívocos que culminan de la mejor manera posible: ambas desconocidas, ahora unidas por algo más fuerte que la amistad, se abrazan tras haber vivido durante unos minutos en la cabeza de otra persona que ni siquiera conocen. Es bello, es sutil, es dramático, es cómico, una mezcolanza que a pesar de que se podría haber contado igual en menos tiempo (un problema en general de la película y, bueno, del cine japonés más contemplativo), funciona en cada una de las miradas y de las confesiones. 

La segunda historia es un hit-or-miss. En mi caso no acertó pero he escuchado a gente que salió más excitada que con Benedetta o Bad luck banging, así que cada cual con su fetiche. En ella, una estudiante trata de seducir a un profesor universitario más bien extraño leyéndole un pasaje erótico de su última novela. Es una escena tremendamente larga que pierde la gracia a los dos o tres minutos, pero que continúa durante muchísimo tiempo más para llegar a un final sorpresa al que solo le falta una trompeta triste.

No todo es perfecto en La ruleta de la fortuna y la fantasía, pero sí realiza retratos casi perfectos de personajes perdidos en el tiempo y el desamor, espíritus melancólicos que navegan entre malas decisiones, con el tormento del paso de los años y el intento de arreglar los errores del pasado a toda costa, incluso inventándose una conclusión. ¿Es buena? Sí, por supuesto. ¿Es para todo el mundo? No la recomendaría con los ojos cerrados a cualquiera, la verdad… No vaya a ser que se sienta identificado.


Mass (Fran Kranz) NUEVOS DIRECTORES ⭐️⭐️⭐️⭐️

Mass es prima hermana de otras dos películas del festival. En el plano estilístico, de I want to talk about Duras: ambas tienen su base en una conversación muy larga en la que nada existe fuera de ella. Pero en este caso la necesidad, casi claustrofóbica, de estos cuatro padres tratando de pasar página, es mucho más urgente y vital que en el de la película sobre Duras. Los diálogos son energéticos, cada frase está pronunciada con el tono necesario, es una conversación que los personajes necesitan tener, como una explosión a cámara lenta en la que todo el mundo va a salir herido. Mass es necesaria, brutal, despiadada, sensible y única, sin salirse de la conversación: podría ser una obra de teatro, pero los tiros de cámara benefician la capacidad de los personajes para emocionar y mostrar su corazón roto. 

Mass

En el plano conceptual, Mass tiene que ver con Maixabel: es una película sobre el perdón imposible, la comprensión, la dificultad de aceptar el arrepentimiento ajeno, la necesidad de saber pasar página. Cuando creíamos que la conversación entre Tosar y Portillo de la película vasca no iba a ser superado este año, nos sorprendemos con casi dos horas de diálogos perfectos, reflexiones en voz alta y personas que tratan de entender cómo pudo pasar lo impensable. ¿Cómo no te diste cuenta antes de que tu hijo era un asesino? Y sobre todo, ¿cómo no lo hiciste antes de que matara al mío?

Mass está en Nuevos Directores porque es la primera película de Fran Kranz (famoso por su papel en Dollhouse), pero es una perla que va a dar mucho de qué hablar. Sus diálogos rabiosos, sus anécdotas que dicen más de lo que parece, sus silencios, sus miradas. Mass es una absoluta maravilla, una de esas obras que nadie debería perderse en 2021. Tiene algunas cosas decididamente cuestionables, como la presencia de la religión en sus minutos finales, como elemento purificador (que tiene más sentido dentro de Estados Unidos que en Europa), o el cambio de formato y los planos con los que se trata de separar la película en dos partes cuando no lo necesita, pero son problemas menores.

Para encontrar algo negativo que decir de Mass hay que ir a buscar al detalle: es fabulosa, emocional, brutal y muy recomendable. Indispensable.


Fue la mano de dios (Paolo Sorrentino) PROYECCIONES ESPECIALES ⭐️⭐️⭐️½

La autoficción está de moda. Elevó a Alfonso Cuarón a los altares con Roma, a Almodóvar con Dolor y gloria y, ahora, a Sorrentino. Es posible que los directores sean más cuidadosos que en el resto de sus películas al redescubrir (y ficcionar) su infancia, o puede que simplemente pongan más cariño al dejarla como obra testimonial de su filmografía. Sea como sea, Fue la mano de dios es un regalo de Sorrentino, posiblemente hacia sí mismo, que tiene tantas virtudes que aplastan los inconvenientes.

La primera hora de la película solo se puede clasificar como “magnética”. Una familia italiana grita, ríe, gasta bromas y recuerda más a Berlanga que a La gran belleza. Es el Sorrentino más nostálgico y vital, antes de que en su segunda parte caiga en el drama, baje el ritmo y su nivel de aciertos. Sigue mereciendo la pena, claro: sus imágenes siguen siendo únicas a pesar de que el guion pase a ser una colección de recuerdos mal hilados en lugar de la historia familiar que hasta entonces estaba narrando.

Fue la mano de dios

En esta segunda parte de la cinta, el niño protagonista; Fabietto, deseando ser el nuevo Fellini, se encuentra con un narcotraficante, con el hombre más rico del mundo, con el director de cine de moda y se despide de su hermano, que ha decidido tomar un rumbo diferente en su vida. Son retazos de una vida que se niega a unir entre sí, olvidándose de la comedia coral que hasta entonces gobernaba la película. El giro que se usa de bisagra entre ambas partes es sorprendente, sí, pero también parece un mecanismo de guion algo forzado y facilón.

Pero Fue la mano de dios es mucho más que eso: es un verano en Italia descubriendo el sexo, quitándole las pilas al aparato para hablar del novio de tu prima, viendo el primer partido de Maradona, conociendo los secretos más ocultos de tus padres, descubriendo el sonido de las lanchas motoras cuando van a 200 kilómetros por hora, hablando sobre cine con quien lo utiliza como sustituto de la realidad y despidiéndote de tu vecina, la baronesa, por última vez. Son estampas maravillosas, postales únicas del viaje personal de un director imprescindible. Puede que Fue la mano de dios no sea perfecta, pero… ¿Qué vida lo es?

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