Festival de San Sebastián 2017, Día 3 (Sección Oficial/Nuev@s Director@s): C’EST LA VIE!, PRINCESITA y UNA ESPECIE DE FAMILIA

C'EST LA VIE!  (Sección Oficial) ***

Se esperaba con cierta ansia la nueva película de Olivier Nakache y , autores de Intocable. Y, si bien C'est la vie! (Le sens de la fête) no está a la altura de su predecesora más conocida, poco importa. Se trata de una sitcom disparatada repleta de humor entre lo ingenioso y lo slapstick con decenas de personajes repitiendo catchphrases y situaciones allá donde van durante un día de boda. Y, las cosas claras, funcionar funciona perfectamente: aunque seas una persona de cara seria perenne, es imposible no reírse en algún que otro momento disparatado. Pero, ¿esto es todo lo que tiene que ofrecer?

C'est la vie!

Podríamos utilizar palabras cultas para hablar del desasosiego del personaje principal de C'est la vie! y cómo su rutina varía tras las interacciones con sus compañeros, que nos enseñan el valor de la amistad, pero no queremos engañarnos a nosotros mismos: si la cosa va más allá, es por pura casualidad. C'est la vie! no pretende ser más de lo que es: un de confusiones, running gags, topetazos y bromas comandados por el tremendo Jean-Pierre Bacri como maestro de ceremonias. En ningún momento uno se siente avergonzado por lo que ve y, pese a su ritmo irregular (ojo a ese bajón en el segundo acto), es imposible no salir algo rejuvenecido tras verla. No pasará a la historia, ni falta que le hace.


PRINCESITA (Nuev@s Director@s) ***

Hay algo en Princesita que no termina de funcionar. Y es una pena, porque en su interior hay, efectivamente, una gran película. Quizá sea la impostada y excesivamente literaria voz en off, o que nunca termine de explorarse el mundo en el que vive, o, simplemente, que esta historia ya la hemos visto antes. Princesita cuenta la historia de una niña apegada a una secta que está esperando a que le llegue la menstruación para tener un hijo con el jefe de la secta, algo que a priori le hace ilusión y, poco a poco, le repugna más y más a medida que madura y crece, para culminar en una escena violenta que no termina de resultar desagradable.

Princesita

Princesita se regodea en lo extraño de la situación: la niña pregunta en clase si la vagina duele cuando se mete el pene por primera vez, no teme al mostrarnos relaciones sexuales tabú (no explícitas, claro) ni intenta que la niña realice una poco plausible planificada. Todo lo que ocurre toma como punto de inicio el realismo, y a partir de ahí apenas trata de dar un par de giros de tuerca, siempre sin estirar demasiado la cuerda. Princesita es la segunda película de Marialy Rivas, y merece la pena tenerla en el radar: apunta maneras, no se corta al hablar de temas sensibles y, ya en su segundo film, ha logrado encontrar una voz propia. Ahora solo le falta refinar más los guiones para no hacerlos tan repetitivos, y podremos hablar de una de las grandes promesas del cine de habla hispana actual.


UNA ESPECIE DE FAMILIA (Sección oficial)  * ½

Una especie de familia es un error de base. Desde el minuto uno afronta un tema importante (la compra de bebés) y no sabe qué hacer con él: en lugar de hablar sobre sus ventajas o inconvenientes, se queda en un incomodísimo punto medio carente de opinión. La película nos cuenta la historia de Malena, que quiere un hijo a toda costa. Para ello, consigue uno de una madre que no lo quiere, pero tras el parto, le piden dinero a modo de ayuda para la familia.

Una especie de familia

Esto conduce, poco a poco, a situaciones poco creíbles y a un final que causó más de una carcajada en el patio de butacas. No es para menos: se trata del final más impostado, blandito y carente de garra que hemos visto hasta ahora en el festival (y ya es decir). Ojo: Barbara Lennie saca toda su vertiente de gran actriz, postulándose como posible ganadora de la Concha. La pena es que todo lo que rodea a Lennie es un mal chiste. Fatal.


Además, hoy hemos visto Spell Reel, un que muestra imágenes antiguas de Guinea recogidas y remasterizadas, explicadas para un público actual que no sabe lo que pasó hace años en el lugar. En vez de ser atrayente e interesante, es aburrido, desdibujado y sin ritmo. Una pena.

¡Mañana llegamos a mediados de festival! ¡Ah… Siempre se acaba lo bueno!

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