Festival de Málaga 2020: «Tres veranos» y «Blanco de verano»

Las dos películas que aquí se reseñan tienen en común más que la palabra “verano” en el título, sino que también han despertado el interés del jurado en esta 23 edición del Festival de Málaga. La brasileña Tres veranos ha sido merecedora del Premio Especial del Jurado de la Crítica, y la mexicana Blanco de verano ha sido la ganadora de la Biznaga de Oro a la Mejor Película Iberoamericana. 

Tres Veranos (Três Verões, Sandra Kogut, 2019)

Madá (Regina Casé) es la ama de llaves de una adinerada familia brasileña. Una de sus funciones es ayudar a planificar la fiesta anual de Navidad. Durante esos titulares tres veranos, vemos los cambios por los que pasan la familia, la casa y sobre todo, cómo Madá y el resto de los trabajadores sobreviven estos cambios. Tres Veranos apunta a una crítica social sobre la diferencia de clases en Brasil, y aunque en este sentido se quede en la superficie, sirve como espejo sobre el que dicha sociedad se puede mirar. 

Tres Veranos (Três Verões, Sandra Kogut, 2019)

La idea de dividir el guion en tres largas secuencias que se corresponden a cada uno de los veranos es bastante acertada para contar esta historia, pero no es un recurso que se explota lo suficiente. Además, se nota una cierta decaída en el segundo, ya que le falta el dinamismo del primero y la emoción que vemos después en el tercero. 

Pero, sin duda, el punto fuerte del filme es su actriz principal, que ha recibido un reconocimiento por parte del Jurado de la Sección Oficial, la Biznaga de Plata a la Mejor Actriz, galardón compartido con Kiti Mánver (por El Inconveniente). Casé aporta naturalidad, toques de humor y un impactante momento emotivo en el trecho final. Ella es la energía que impulsa la trama hacia adelante y realmente, el alma de la película. 


Blanco de verano (Rodrigo Ruiz Patterson, 2020)

Rodrigo (Adrián Rossi), de 13 años, y su madre tienen una relación muy cercana. Viven los dos solos y dependen el uno del otro. Un día, entra un hombre en casa que pone patas arriba el mundo de Rodrigo. Fumar, que al principio era una forma de imitar a su madre y sentirse mayor, se convierte en un acto de rebeldía, y poco a poco empieza a despertar en él un interés por el fuego, por ver cosas arder. El conflicto interno de Rodrigo va aumentando gradualmente hasta explotar, dejando en evidencia la solidez de un guion en el que todas las piezas del puzle aportan algo (ha recibido la merecida Biznaga de Plata al Mejor Guion), y que se apoya en un manejo muy consciente y acertado de la cámara, y la potente interpretación de Rossi.

Blanco de verano (Rodrigo Ruiz Patterson, 2020)

Un gran tópico de las clases de escritura es “show, don’t tell”, lo cual se traduce esencialmente en que es mejor mostrar la historia mediante acciones en lugar que palabras. Blanco de Verano hace un trabajo excepcional por hacer visual todo lo que le ocurre por dentro a su protagonista. Tiene eso en común con Las niñas, otra película de este festival que en sus silencios parece gritar. La obra de Rodrigo Ruiz Patterson explora el complejo de Edipo, así como los celos, la rabia y el resentimiento en esta historia sobre la creación de un pirómano.

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