Extinction, los muertos heredarán la tierra

En 1969 George A. Romero estrenó una película que sirvió de lanzamiento de un nuevo subgénero dentro del cine de terror, los filmes de muertos vivientes. No fue el primero que se atrevió con este tema pero si fue el creador del arquetipo zombi en la cultura popular de nuestro tiempo. La noche de los muertos vivientes avanzaba las claves de lo que toda película sobre dicho tema debía tener, o sea muertos con sed de sangre y carne, lugares de refugio donde se atrincheran los humanos, sangre a raudales y una rara enfermedad o causa sin explicación lógica que convierte a las personas en esas máquinas de matar sin conciencia.

Todo esto pudo verse en ejemplos posteriores como 28 días después, Soy leyenda, Resident Evil o Rec donde el tema zombi pasaba a España. Miguel Ángel Vivas coge el testigo de Jaume Balagueró y Paco Plaza y se convierte en esta ocasión en guionista y director de esta nueva producción española sobre cadáveres que se levantan y matan a todo ser viviente que se cruza en su camino. Sacados de la novela Y pese a todo… de Juan de Dios Garduñonos encontramos con  monstruosos seres evolucionados por el clima, un frío glaciar, unos humanos aislados en casas que se convierten en bunkers improvisados, la presencia de los niños que siempre son víctimas propiciatorias de todo ser malvado y algunos extras en forma de compañía canina que ya vimos en Soy leyenda junto a personajes secundarios que aportan poco o nada al conjunto pero que siempre son bien recibidos como ayuda ante posibles ataques. En esto nuestra Clara Lago tiene mucho que decir. Hasta que nos visite la segunda parte de Guerra Mundial Z tendremos que conformarnos con este tipo de films de presupuestos más modestos aunque compartan algunos actores en su reparto como Matthew Fox quien ya tiene experiencia asesinando a este tipo de monstruosos seres.

Extinction Clara Lago

Quizás lo más importante de esta película no sean ni las escenas de acción que las tiene, ni los preciosos paisajes nevados de los alrededores de Harmony, ciudad ahora post apocalíptica donde transcurre la acción, ni el terror que provoca la presencia de los mutantes, lo que verdaderamente importa al director es mostrar el aislamiento e incomunicación de los seres humanos tras los sucesos acaecidos y el sentimiento de esperanza en encontrar una solución y un futuro para los supervivientes. Será entonces cuando las relaciones humanas, entre ellos y más concretamente, entre los dos hombres que se disputan el amor de una niña, hija de uno de ellos, tomen el timón de la película. Los guiños a Stephen King a través de sueños, pesadillas y flashbacks se complementarán con una clara referencia a otro título del maestro del terror como El resplandor. La enfermedad que acosaba a Jack Torrance/Jack Nicholson en el hotel Overlook y que derivó en locura homicida comienza aquí a dar sus primeros síntomas en la persona de uno de los protagonistas quien oye sus propios instintos asesinos en boca de un amigo imaginario que habla a través de la radio.

Junto a las relaciones humanas que se estrechan o se distancian según las circunstancias cabe destacar el uso que se hace de la luz en Extinction. El tenebrismo subyace en todo el metraje con escenas oscuras en donde el foco de luz viene dado a través de chimeneas, linternas u otro tipo de aparatos eléctricos que clarifican el futuro tan negro por el que transitan.

Extinction Mathew Fox

No puedo olvidarme de las escenas de terror y gore del largo que intentan hacernos levantarnos de nuestras butacas pero que solo consiguen provocar algún que otro espaviento y es que señor Miguel Ángel Vivas eso de silenciarlo todo antes de un susto al principio impresiona pero luego te da una pista de lo que va a suceder. ¡Qué manía con colocar los rostros de los monstruos frente a la víctima en primer plano!, esto ya huele a rancio.

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