Difret, en defensa de la valiente mujer africana

Ahora que está en boca de todos el caso del adolescente que atentó y asesinó a un profesor en Cataluña, justo en este momento, se estrena, casualidades de la vida, Difret, film producido y apadrinado por Angelina Jolie que hace referencia a la historia de la Hirut ocurrida en Etiopía en 1996 y que se basa en hechos reales, poniendo sobre la mesa el debate sobre la culpabilidad y condena a un menor de catorce años.

Siempre el cine de juicios suscita gran interés entre el público ya que solemos posicionarnos o bien al lado del acusado o de la fiscalía. A mi memoria vienen ejemplos anteriores como el de Carl Lee Hailey en Tiempo de matar o de Sarah Tobias en Acusados. En los dos está presente el tema de la violación así como el de los derechos de la mujer sumándoles a estos en el primer caso el de la protección al menor o la venganza.

Difret

¿Qué es justo? ¿Es moralmente correcto asesinar a un ser humano en defensa propia? Todos estos interrogantes y otros muchos planean sobre un metraje rico en humanidad como el que nos ocupa. Algunos países se empeñan en defender a capa y espada sus tradiciones aunque estas atenten contra el más básico de los derechos y pisoteen el valor de la persona. He aquí la crítica de la directora plasmada en este film.

Zeresenay Mehari da una visión muy personal de la posición de la mujer dentro de las comunidades campesinas en Etiopía en la década de los noventa buscando una concienciación social tanto dentro como fuera de sus fronteras, aludiendo a organizaciones como a la que pertenece la letrada Meaza Ashenafi que se encargaba de la defensa de esas mismas mujeres sin ningún ánimo de lucro. Las escenas rodadas con una gran sensibilidad ahondan cuestiones muy intimistas recortando en ocasiones algunas de las más violentas para que no nos afecte tanto la cruda realidad de ese tiempo. El caso más claro es el momento de la violación de la muchacha o la bárbara tradición llamada telefa que consiste en secuestrar a una mujer para casarse después con ella. La novel directora siempre está insinuando, nunca mostrando.

Difret

Como ya sucediera en otras ocasiones el vínculo que se establece entre las dos protagonistas, la abogada defensora y la acusada, trasciende todos los niveles convirtiéndose en una amistad para toda la vida. Ambas se necesitan y ayudan a partes iguales con el objeto de superar los obstáculos y adversidades que les acontecen en su agitada vida.

La fotografía se centra en mostrar las dos realidades del país, una parte subdesarrollada cerrada a sus apolilladas costumbres y otra mucho más moderna donde el progreso está afianzado.

Difret, recomendable al cien por cien, nos muestra fielmente un retrato poco amable de la sociedad africana basándose en un caso concreto que dividió a la opinión pública y que sentó unas bases para el cambio en el modelo de gobierno en Etiopía en los años noventa. ¡El cine se viste de reivindicación social !

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