Beginning Dea Kulumbegashvili

Beginning, la bajona no perdona

Beginning podría ser una parodia del mal llamado cine gafapasta: está dirigida por una mujer de Georgia llamada Dea Kulumbegashvili, autora de cortos como Ukhilavi sivrtseebi y que utiliza planos fijos larguísimos para contar una historia opresiva situada en una comunidad de Testigos de Jehová. Y sin embargo, no solo no es una parodia, sino que aporta algunas de las mejores escenas del año a todo el que no se haya dormido en los primeros diez minutos o no entre en el cine esperando La jungla de cristal

Beginning Dea Kulumbegashvili

¿Quiere eso decir que es una película estimulante y cautivadora? Tampoco. Beginning es una maratón: en ocasiones te sientes motivado y en otras solo quieres irte a tu casa a descansar. Hay planos que duran minutos y en los que no hay ningún cambio en la imagen. Son escenas contemplativas no excesivamente bellas a nivel plástico y que, con la cámara fija y el silencio reinante, te hacen dudar por la salud del proyector. No reta al espectador (o al menos no llega hasta los extremos del videoarte) pero sí que frustra. Y de qué manera.

Uno cree que le ha pillado el pulso en su magnífica primera escena que plantea los problemas socio-políticos a los que tienen que hacer frente en esa comunidad y en la que la cámara como objeto inanimado ofrece una interesante manera de ver el conflicto: desde fuera, casi de forma desinteresada, ajenos al drama que está ocurriendo delante de nuestros ojos. Sin embargo, Beginning tiene tan solo tres escenas abrumadoras y en las que el gimmick de la cámara como objeto inmóvil adquiere una importancia real.

El resto de las dos horas de película transcurre entre cursos de catequesis, bautizos masivos, reprimendas maritales y personas echándose la siesta. Una cotidianeidad rota por unas circunstancias externas que dan una nueva perspectiva al resto del metraje, pero que no consiguen hacer que el mero hecho del fantasma de la maldad humana sobrevolando las escenas sea lo suficientemente interesante. 

Beginning Dea Kulumbegashvili

Dicho de otra manera: si Beginning no hubiera arrasado en el Festival de Donosti, ¿estaríamos hablando de ella? Pues posiblemente no, estaría sepultada en uno de los festivales de Filmin y recomendada por un par de preceptores culturales de Twitter. Es una película que cuesta criticar, porque realmente no hace nada mal: está muy bien filmada, tiene un estilo propio, cuenta algo que hiela la sangre y su directora intenta que el camino no sea todo lo pedregoso y perturbador que podría. 

Y sin embargo, algo falla en este engranaje contra el que –creo- hay temor a levantar la voz para no ser “el que no la ha entendido”. Más allá de Boyero, que está de vuelta de todo y la calificaba como “solo apta para masoquistas”, el resto de la crítica ha supuesto un masaje en la espalda de Kulumbegashvili en su debut. Personalmente, me quedo en un punto medio: aprecio su calidad estética y técnica pero me resulta profundamente aburrida y soporífera, con algunos (pocos) destellos de genialidad real, como la sobrecogedora escena en el bosque. Ojalá haberle encontrado lo mismo que encuentran aquellos que la elevan a la categoría de obra maestra. 

Misteriosa, difícil de ver, clásica y al mismo tiempo rompedora: lo malo de Beginning es que tendrás que verla tú mismo para saber lo que opinas.

Dasatskisi (Beginning) (Dea Kulumbegashvili, 2020) ⭐️⭐️½

Beginning Dea Kulumbegashvili

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