Ant-Man, entretenimiento y diversión a lo grande

El nuevo paso de Marvel con Ant-Man deja claro un asunto en el que los que escribimos sobre cine solemos incidir: la figura del director es cada vez menos relevante en pos de un proyecto más grande que el nombre que firma la película; en el caso de Marvel las riendas las lleva Kevin Feige, amo y señor de la división cinematográfica de la casa de las ideas, y cada uno de los encargados de los episodios debe actuar sometiéndose al plan supremo que este ha fijado. Por ello no duelen prendas en sacrificar a nombres como los de Whedon, Wright o, recientemente, DuVernay si no están dispuestos a someterse a las directrices generales. Por supuesto esto es una simplificación y la realidad seguro que es mucho más compleja, pero no deja de ser un modelo que estamos acostumbrados a ver en la televisión donde el showrunner maneja las riendas independientemente de cada uno de los directores de los episodios.

Marvel's Ant-Man L to R: Scott Lang/Ant-Man & Hank Pym (Michael Douglas) Photo Credit: Zade Rosenthal © Marvel 2015

Pero podemos estar tranquilos. Por ahora son pocos los pasos en falso cometidos por Marvel y este Ant-Man que estaba destinado a ser un producto menor destaca como una película de lo más entretenida y con un descacharrante sentido del humor, solo visto de forma puntual en otras producciones de la compañía. Por supuesto si contratas a un cómico nato como Paul Rudd ya estás avisando del tono que tendrá tu película independientemente de quién esté detrás de la cámara. Y que conste que lo de entretenida no debe ser leído como una mera condescendencia: el entretenimiento es algo muy serio y muy difícil de conseguir; a la vista está la cantidad de películas que se estrenan a lo largo del año con vocación de entretenimiento y que solo consiguen hacernos bostezar, así que tan fácil no será.

Así, las cerca de dos horas que emplea Ant-Man en contarnos la tópica historia del héroe que no estaba destinado a ser, mientras aprende a asumir su papel no sin antes aceptar su propio sacrificio y hacer de todo el asunto algo personal, sorprenden por el incansable ritmo de sus escenas que consiguen que desconectemos nuestro espíritu pedante y nos entreguemos a un frenesí que sabemos que hemos visto mil veces pero que, si queremos, disfrutamos como la primera vez. Muchas pegas podrían ponerse a Ant-Man, desde el escaso carisma del villano, a pesar del buen hacer de Corey Stoll, así como su previsible estructura dramática o la pobre presencia femenina que provoca que el papel de Evangeline Lily tenga su conflicto en su empeño por desprenderse del rol de hija y novia del protagonista.

Marvel's Ant-Man Ant-Man/Scott Lang (Paul Rudd) Photo Credit: Film Frame © Marvel 2015

En cambio la enorme presencia de tres actores como Paul Rudd, Michael Douglas y Michael Peña hacen que olvidemos al analista de guiones que todos tenemos dentro y nos deslicemos por el tobogán de la diversión más dionisiaca. Del primero ya conocemos y valoramos sus dotes cómicas puestas aquí al servicio de un papel a su medida, por lo que no es de extrañar que su nombre figure como uno de los guionistas. Rudd mantiene siempre el tono de hombre normal que se toma los asuntos más graves con estoicismo y una mueca que alivie el dramatismo del momento. Por su parte, Douglas hace gala de su experiencia y evidente carisma para componer un Hank Pym que es el mentor ideal de Scott Lang. Las necesarias parrafadas explicativas que se marca Douglas acerca de temas subatómicos salen de su boca con una soltura inusitada y que en manos de otro actor hubiesen adormilado nuestras neuronas. Por último, Michael Peña aprovecha un par de imaginativas secuencias para desvelar a un actor que parece nacido para la comedia pero al que últimamente hemos visto más en papeles dramáticos como los de Corazones de acero y Sin tregua.

Marvel's Ant-Man Hope van Dyne (Evangeline Lilly) Photo Credit: Zade Rosenthal © Marvel 2015

Ant-Man supera así a la intensa Los Vengadores: La era de Ultrón por saber cohesionar sus elementos sin parecer un parche dentro del engranaje del Universo Cinematográfico Marvel. La película de Peyton Reed tiene la entidad suficiente como para funcionar por sí sola como un entretenimiento mayúsculo, a la vez que apunta su condición episódica sin que esto le reste enteros. Quizás Feige esté acertado en restarle veleidades artísticas a los directores que contrata y sea más deseable para todos que impersonales señores como Reed y los Russo tomen los mandos mientras nos entreguen productos tan disfrutables como Ant-Man o Capitán América: Soldado de invierno.

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