A estas alturas reivindicar la figura de Frederick Wiseman como uno de los mejores documentalistas del mundo parece una obviedad. Con más de 40 películas a sus espaldas y cincuenta años de carrera ha conseguido consagrar un de los estilos más precisos y que mejor trabaja la deconstrucción de las instituciones o comunidades que retrata. En el Americana Film Fest empieza a ser un director habitual, el año pasado se proyectaba Ex Libris, su retrato sobre el funcionamiento de la biblioteca pública neoyorquina, y esta edición, a sus 89 años de edad, Monrovia Indiana.
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Es increíble el control creativo que Wiseman tiene en sus proyectos sin importar los años que le pesen encima. Como en sus inicios, Wiseman sigue siendo el director, escritor, sonidista y editor de sus películas. En Monrovia, Indiana Wiseman se adentra en un pueblo de la América profunda con apenas un millar de personas cuyo 75% de población votó al presidente Trump en las pasadas elecciones. Wiseman nos tiene acostumbrados a retratar en sus películas instituciones (biblioteca, departamento de policía, museo, universidad…) de manera que resultaba muy interesante como iba a desplegar su particular método de deconstrucción y análisis en un pueblo de Indiana. El resultado no puede ser más certero y atractivo. Wiseman se adentra en Monrovia a través del retrato de buena parte de los comercios, instituciones y personas que lo componen. De esta manera podemos pasar de las preocupaciones de una junta sobre la ausencia de un departamento de bomberos en el pueblo a una desternillante secuencia de subastas de maquinaria. O de una intervención veterinaria a una ceremonia masónica o al día a día de la tienda de armas. Tras las dos horas y media de metraje da la sensación que pocas cosas quedan por conocer de Monrovia tras el exhaustivo y atractivo análisis.
Wiseman no juzga especialmente a ninguno de los habitantes de Monrovia, de hecho en ningún momento se menciona el gran porcentaje de población votante de Trump. Sin embargo Wiseman tampoco se niega a transmitir un mensaje crítico sobre estas sociedades que componen la América profunda. Se nos muestra es que en general son buenas personas, solidarias entre ellas y que necesitan cosas muy básicas para ser felices. Son personas que cumplen al 100% el estereotipo de ciudadano Americano cuya base puede ser perfectamente el alcohol, las armas y el cristianismo. Personas incapaces de mirar más allá de su propio ombligo y de ser conscientes de la repercusión que puede tener sobre América y todo el mundo que un personaje como Trump esté al cargo.