Americana Film Fest: «Blaze», si pudiera volar

Ethan Hawke vuelve a dejar de lado la interpretación y a colocarse detrás de las cámaras para narrar la vida del compositor y cantante de country Blaze Foley. Para ello no se vale del prototípico biopic organizado sino que decide adaptar estructuralmente la película a la caótica vida del cantante texano. Blaze está lleno de saltos temporales entre varios fragmentos de la vida de Foley que están muy sabiamente estructurados. Dos secuencias partidas a lo largo de la película consiguen organizar la obra, el último concierto y día de la vida de Blaze y una entrevista radiofónica a dos de sus compañeros musicales (que cuenta con Ethan Hawke detrás de los micros). El resultado es el de una vida fragmentada que Hawke consigue organizar a modo de calidoscopio. 

Blaze de Ethan Hawke

La vida de Blaze gira en torno a la relación con su mujer Sybil Rosen, tema central a al que se agarra la película. Es muy bonito el diálogo que precisamente se establece entre el último concierto de Blaze y los diferentes episodios amorosos que tuvo con Sybil. En ocasiones la película está más cerca de la estructura narrativa de un disco que a la propia de un largometraje. El montaje de la pieza, aunque puede resultar un poco desconcertante al principio es sumamente inteligente al mezclar la vida, las letras, las borracheras, el desfase y la mezcla de sensaciones que Blaze pudo vivir a lo largo de su vida. Cabe destacar que pese a la perfecta estructuración y el magnífico guion (a veces incluso demasiado sobrescrito y perfecto) la película no funcionaría de ningún modo sin el increíble debut actoral de Ben Dickey en la piel de Blaze. Aquí es donde se puede notar todo el trabajo de dirección desplegado por Hawke. 

Hawke no se limita a desarrollar la vida musical de Blaze hasta el día de su muerte sino sobre todo a narrarnos una hermosa historia de amor. La química entre Dickey y Alia Shawkat (en el papel de Sybil) está tan cuidada que hace aun más trágica sus progresiva separación y la bajada a los infiernos en la que Blaze acaba. Muchas cosas nos ofrece Blaze, una original estructura narrativa acompañada de un montaje preciso, una elenco de actores (que incluye cameo de Richard Linklater) espectacular y un historia de amor, tragedia y música que la elevan a sin duda, una de las mejores películas del Americana Film Fest.  

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