Márgenes 2018: «O conto do coruja» de Tetsuya Maruyama

¿Puede un mismo largometraje aunar el documental social, la experimentación y la fábula? O conto do coruja, la película brasileña ganadora del Festival Márgenes 2018, demuestra que sí. Esta obra inclasificable también resume muy bien el espíritu de un certamen que busca nuevos caminos que se aparten de las sendas más trilladas transitadas una y otra vez por el cine más comercial.

O conto do coruja

La cinta, obra de Tetsuya Maruyama, sigue los pasos de un inmigrante haitiano en Brasil, aunque lo hace de una manera muy peculiar. Las andanzas del protagonista se mezclan con el relato tradicional del búho y la paloma en un extraño collage donde los sonidos son también los protagonistas. Fragmentos de ópera, cánticos tradicionales, ruidos y texturas sonoras de diversa procedencia se combinan en un curioso artefacto visual donde la mayoría de los escasos diálogos aparecen sobreimpresos y se diluyen los límites entre ficción y realidad . Sin ninguna duda, el trabajo del cineasta de origen nipón no es un plato para todos los públicos. Su apuesta por los planos de larga duración y una narrativa un tanto críptica pueden provocar el rechazo del espectador más convencional, pero gustará a todos aquellos que busquen algo distinto.

Sin duda, el jurado del festival acertó con su valoración del filme y las razones que le llevaron a premiarlo por, según sus miembros, “saber tomar el pulso a una corriente contemporánea que desdibuja los contornos de la antropología en lo cinematográfico; por la ruptura e inversión que su película supone en la jerarquía – visión, lenguaje, concepto – donde sus/las imágenes existen por sí mismas y no son meras siervas de la visión simulada para representar un mundo. Y porque la autarquía del cuadro, la horizontalidad de la cámara y el incesante juego de texturas tanto fílmicas como sonoras nos remiten a un relato visual desvinculado del logos, de la palabra que vuelve a jugar como lo hiciera la construcción primitiva del lenguaje del cine con el espacio. O conto do coruja, en resumen, nos recuerda que vivimos inmersos en un paisaje ficticio y que todo ya es, en definitiva, paisaje”.

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